La piel que habito (2011) del director español Pedro Almodóvar es una película desbordada de obsesiones y de momentos sumamente tensionantes que navegan por diferentes géneros cinematográficos como el terror, el drama y el suspenso. Esta intensa y dolorosa historia es una libre adaptación de “Tarántula” del escritor francés Thierry Jonquet.
Almodóvar logra un coctel muy colorido -y a la vez con ideas muy oscuras- que necesita de una banda sonora muy variada en cuanto a climas y emociones. El compositor Alberto Iglesias lo logra exitosamente haciendo uso de diferentes géneros musicales, diferentes orgánicos, instrumentos solistas y una amplia gama de recursos y texturas compositivas. Dentro del soundtrack encontramos obras para orquesta de cámara -violín, viola, cello, contrabajo- (por ejemplo: “Los Vestidos Desgarrados”), momentos solistas para violín y piano, canciones con letras (“Por el Amor de Amar”, “Between The Bars”), música electrónica (“Shades of Marble”) y exquisitas combinaciones de instrumentos acústicos con recursos electrónicos, entre otros.
Hay que destacar el increíble trabajo de orquestación y la creatividad en los arreglos de toda la banda sonora. Alberto Iglesias es un compositor formado principalmente en música clásica y es fácil darse cuenta de esto a través de sus obras, sin embargo en este soundtrack también escuchamos una gran influencia de géneros musicales como el jazz (como por ejemplo en el tema: “Petite Fleur”), la música electrónica (“El Ataque del Hombre Tigre”), latina (“Se me Hizo Fácil”), entre otros.
Dentro de la música para cuerdas, el violín es uno de los instrumentos más sobresalientes dentro del orgánico. Este ejecuta arpegios y melodías muy complejas con un destacado virtuosismo. La textura mayormente utilizada en estas obras es el contrapunto -por momentos desbordado y un tanto caótico- que sonoriza las escenas más dramáticas del film con un juego de melodías que por momentos se quiebran, se deshilvanan, aparecen y desaparecen inesperadamente inquietando a cualquier oyente. Por momentos, estos trabajados arreglos no reflejan la extrema crudeza de la historia, aunque si se ve reflejada en la aspereza de algunas armonías utilizadas o en las interpretaciones vocales de los temas con letra.
Alberto iglesias utiliza como punto recurrente a lo largo del soundtrack un ostinato -frase melódica corta que se repite varias veces en una composición-, el cual somete a diversas variaciones. Este recurso compositivo organiza y le da coherencia a la estructura de ciertas obras además de lograr un parentesco entre ellas.
Estamos ante una banda sonora de una gran riqueza compositiva y estilística, además de una variada selección de géneros musicales, que ayudan de forma fundamental a lograr tensión y dramatismo en ciertas escenas del film.