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Crítica: Morgan (2016) Dir. Luke Scott

Pablo Sebastián Pons

Ficha técnica | Título original: Idem Origen: EE.UU. Año: 2016 Dirección: Luke Scott Guión: Seth W. Owen Reparto: Kate Mara, Anya Taylor-Joy, Toby Jones, Boyd Holbrook, Michelle Yeoh, Brian Cox, Rose Leslie, y elenco Duración: 92 min.

CIVILAZIÓN Y BARBARIE

Morgan es la novena versión de un organismo creado artificialmente y resguardada en un laboratorio en las afueras de la ciudad. Un incidente con uno de los cientificos ha llevado a la empresa dueña a mandar a Lee Weathers (Kate Mara), una asesora de riesgos, a evaluar la situación y decidir si la criatura debe ser eliminada o no.

Este tipo de temáticas hace que su sola proposición llame la atención inmediatamente no tanto por si es posible -que en este caso se presenta como ineludible- sino por las implicancias éticas y morales que presentan.

Por un lado tenemos a la misma Morgan, interpretada por la Anya Taylor-Joy de la excelente La Bruja (Robert Eggers, 2015), una humanoide artificial cuya creación tiene como único objetivo la ganancia monetaria a tráves de sus diversas aplicaciones (militares, civiles, tecnológicas). Sin embargo, además de ser sumamente inteligente y observadora, Morgan es sentimiento puro: se enoja, se divierte, interpreta, y crea lazos -mas o menos significativos- con el grupo de cientificos que la creó y la «crió», y estos la corresponden. Pero ésta tiene en Weathers a su detractora, que la piensa como una propiedad, una cosa que no siente, que solo aprende y debe ser tratada como tal.

Y si bien estos dos extremos son los predominantes en la película -la transparencia, para bien o para mal, de Morgan y la frialdad de Weathers-, Scott retrata a la criatura con un mayor cariño, elogiador de la inocencia y lo lúdico, mientras que su contrapartida Weathers es vista como un personaje calculador, impávido y eficiente, un sicario corporativo que solo piensa en términos de costo y beneficio, sin cuestionamientos propios ni ajenos.

Y al galope de esta dicotomía eterna de la humanidad que juega a ser Dios es que avanza el guión de Owen, con un prologo corto, solamente introductorio de personajes y que deja a las claras -con cierta ambigüedad y mas allá del comportamiento de la criatura- quién es el malo y quién el bueno.

Sin embargo, es en el climax de la película, la etapa de persecución, en la que Scott muestra sus dificultades mas importantes: el montaje de las secuencias de acción. En estas se evidencian su equivocada ambición al querer mostrar a dos mujeres con nulo registro marcial en luchas cuyos planos no duran mas de dos segundos y nublan la claridad de lo visto con anterioridad.

A pesar de aciertos en su apuesta estética que poco suma al producto global, Morgan termina siendo una película fallida, que si bien atiende ciertos temas con un mensaje claro, deja entrever la impericia de su director para entretener y condensar una propuesta que, si bien hemos visto infinidad de veces, entretenga y no haga de esta película tan parecida a Weathers: un procedimiento frío y sin pasión.

Por Pablo S. Pons

Crítica de la película
Fecha
Película
Morgan (2016)
Puntaje
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Acerca del autor

Pablo Sebastián Pons

Pablo Sebastián Pons

Periodista. Colaborador en las secciones Crítica de Cine y Crítica de Series