Ficha técnica: Título original: Get Out Dirección: Jordan Peele Año: 2017 Duración: 103 min Origen: Estados Unidos Intérpretes: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Catherine Keener, Bradley Whitford, Betty Gabriel, Caleb Landry Jones, Lyle Brocato, Ashley LeConte Campbell, Marcus Henderson, LilRel Howery, Jeronimo Spinx, Rutherford Cravens, Keith Stanfield
Huir de lo habitual
Si bien la corrección política de Hollywood siempre obliga a que haya una película que involucre a algún tema social, el caso de Get Out (Huye) es diferente. La sorpresa de su nominación a mejor película tiene que ver más con el género del film que, a pesar de no encasillarse a sí misma a uno en particular, pone al terror (o terror psicológico) como el que predomina a lo largo de sus 104 minutos.
Huye empieza planteando una comedia romántica de una pareja interracial. Chris (Daniel Kaluuya) y su novia, Rose (Allison Williams), parten a la casa de los padres de ella a participar del viejo protocolo de conocer a los suegros y, con el nerviosismo que conlleva el ritual, se agregan los prejuicios racistas que todavía se sostienen en un país que no puede cerrar su propia grieta social.
Desde el principio, el film empieza a dar indicios que no será una versión actualizada de “La familia de mi novia” (2000), sino que plantea un escenario de peligro para el protagonista cuando empieza a notar indicios de que su integridad corre riesgos por la rara actitud de la familia, los invitados y sobre todo, de los otros afroamericanos que se muestran autómatas y abstraídos, sin voluntad de decisión real.
La película sorprende porque se trata de un juego y un escenario interesante, y especialmente por la mano de Jordan Peele, habitualmente conocido por la comedia. Esta vez el actor/guionista elaboró un relato diferente abocado a la cuestión racial pero orientado más al terror que a su propia expertise. Seguramente esa experiencia ayudó a que el film pueda tener diferentes climas a lo largo del relato, y que los momentos cómicos no contrasten, sino que ayuden a desarrollar el conflicto del protagonista. En especial en las intervenciones del amigo de Chris, Rod (Lil Rel Howery) que actúa como ancla y ayuda, pero al mismo tiempo, descontractura la tensión de la película.
Más allá que revelaré parte de la trama principal a continuación, es indispensable para seguir con el texto que quiero desarrollar. Porque si bien el film toca el tema del racismo al enfocarse en los estereotipos, la familia de Rose se dedica a someter la psiquis de los negros para convertirlos en esclavos vendidos al mejor postor. Una nueva forma de sometimiento, más sofisticada que hace más de 100 años, pero sometimiento para la asistencia de los deseos de los hombres y mujeres caucásicos.
En algunos casos ese sometimiento es contratado por la habilidad musical de los negros, o los deseos sexuales, o por la fortaleza física, el film abarca todas los estereotipos de las ventajas de los negros, y no casualmente, el nombre de Jesse Owens es clave para entender porque este film no es un clásico relato sobre el desprecio racista que suelen tener los hombres blancos, sino más bien todo lo contrario.
Por eso, Huye es interesante narrativa y estilísticamente, no es una película de terror clásica que mantenga al filo del asiento pero hace crecer la tensión de buena forma y alienta al espectador a disfrutar lo que sucede en la pantalla. El tema racial suma y no resta, no se trata de un discurso aleccionador sobre el tema, sino que lo toma, lo dramatiza en su medida justa, lo hiperboliza y delira con las posibilidades de la ciencia para actualizar la esclavitud al día de hoy.
Aunque los Oscar de mañana seguramente no la vean como ganadora, tampoco se trata de una obra maestra ya que respeta a rajatabla todas las convenciones del género de terror psicológico. Pero la nominación ya es un premio en sí mismo, y no por este film en sí. En una ceremonia que suele poner películas más solemnes, ver una película que sale un poco de lo oscarizable dentro de las categorías más importantes es darle un poco de diversidad a su propuesta.
Por Germán Morales
