Hablar de la musicalización de la conocida película de Stanley Kubrick «The Shining» que nos convoca en este post, es hablar de uno de los clásicos, de los mejores trabajos en el cine. Su clima tenso y amenazador abordan al espectador en todo momento y lo introduce en un mundo tenebroso, desde el sónido ambiente de un sitio gigante y deshabitado a los pequeños detalles sonoros que potencian el suspenso. Volver a escuchar la banda de sónido, con obras de estilo clásico principalmente, significa relucir nuestra memoria visual que se llena de los planos y las escenas más memorables de la película, para revivir el horror que generó la primera vez que pudimos verla.
El soundtrack es puro terror, más allá de algún pasaje tranquilo como en «It’s all forgotten now» o el más festivo «Masquerade», esos pequeños momentos quedan opacados por temas que van desde un alto impacto sinfonico, a pura expectación con vientos graves y duros. El clásico y conocido tema con el cual empieza la película se llama Dies Irae, un himno funebre de la Edad Media que fue remezclado con sintetizadores en esta versión, su ritmo tenebroso realmente es espeluznante y habla por sí solo de lo que es la película.
Los sónidos en The Shining tienen mucho que ver para aumentar el terror psicológico y logra alcanzar un suspenso que pocas películas pudieron generar, por otro lado, la música está perfectamente sincronizada con las escenas, y eso sin dudas es uno de los puntos más altos de este gran film. Escuchar la banda de sónido es una experiencia aparte más allá de la película, y aunque este soundtrack no sea apto para cualquier momento, o disfrutable como otras bandas de sónido, es una referencia obligada para el cine y por eso no podíamos dejar de abordarlo.