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The Americans: Review cuarta temporada – ¿Alguien quiere pensar en los niños?

Germán Morales
Escrito por Germán Morales

La cuarta fue una gran temporada de The Americans (FX). No solamente porque el drama y la tensión creció en la familia comunista de norteamérica, sino porque el enredo empezó a dirigirse hacia el foco de tensión principal.  En especial, porque supieron parar la pelota y desarmar aquellas historias que se estaban encaminando a la nada. Además de complicar aún más el conflicto interno en la familia Jennings, que encabezan Phillip (Matthew Rhys) y Elizabeth (Keri Russell).

Quizás el final de temporada no haya sido explosivo a nivel dramático, ya que hubo capítulos mucho más espectaculares a lo largo de esta cuarta temporada. También es cierto que el anteúltimo capítulo prometió demasiado para el cierre, y fueron falsas promesas. Sin embargo, el final terminó dejando muchas puertas  abiertas para retomar en la temporada que viene.

A continuación, el detalle de nuestras impresiones con fuertes spoilers.

Fue magistral el final de dos personajes secundarios que estaban entrando en declive y en cualquier momento debían llegar a una necesaria conclusión: una resolución fue la de Nina (Annet Mahendru), de ella hablaremos más adelante. La otra historia ya había tomado protagonismo, y era la de Martha (Alison Wright). Su destino era el suicidio o el exilio a Rusia, no había alternativa. Nunca pensé que iba a «decidirse» por esto último, pero después de varios capítulos de intriga y persecución, la secretaria del agente máximo del FBI tuvo que elegir su futuro y decidió reconstruir su vida del otro lado del muro. Fueron momentos de tanta tristeza como de tensión, sobre todo para Phillip que, a pesar de estar harto y resignado de todo, cedió porque no le quedaba otra opción posible.

Y aquí hay algo importante en la pareja de espías comunistas: ambos están cansados y muestran grietas en su lealtad y el cuestionamiento sobre las decisiones que vienen desde la Central, incluso cuando han tenido unas “vacaciones” de por medio. El problema es que pareciera que tampoco quieren volver a Rusia, dejar la vida en los EE.UU: además de tener que enfrentar a sus hijos y tomar esa decisión. Esto parece ser muy fuerte y complejo para los Jennings. La decisión no es fácil, pero ninguna opción parece entregar una solución definitiva para ellos tampoco.

En el hecho de cuestionar, Moscú y Gabriel lo tienen claro y el jaque ya se lo pusieron sobre el final de la temporada. Más allá que la resolución de la historia real en relación a la URSS y EE.UU. es muy clara, y tampoco hay que unir los cabos porque los hechos políticos determinantes están muy lejos de la influencia de los protagonistas, se puede entender que para la Central, el riesgo que conlleva mantener a ambos eficientes espías es mayor en la ganancia que prescindir de ellos, sobre todo por la información que han ganado.

Pero el hilo ya se está tensando demasiado. Sobre todo porque el FBI tiene cada día más información y Stan (Noah Emmerich) se acerca cada vez más y con peligro (voluntaria e involuntariamente) a la verdad sobre sus vecinos.

El desafío de los hijos adolescentes

Paige (Holly Taylor), hija del matrimonio Jennings, empezó a tomar el centro de la escena. Porque a pesar de haber logrado protagonismo al delatar a sus padres frente a un pastor protestante, la insistencia por conocer la vida de sus padres se convirtió en un deseo de participar y compartir algo más que el parentesco familiar. Esto no es visto con buenos ojos por ninguno de los espías comunistas, en especial por Phillip, que se desmorona día a día a la luz de los hechos.

Todo indica que Paige es el futuro de la serie, le guste a quien le guste. Su injerencia es cada vez más fundamental en el destino de la pareja, y sus padres ya están lejos de controlarla. Tomó vida propia. El eje de la serie está ahí desde la temporada pasada, habrá que ver como evoluciona ya que The Americans demuestra que puede cambiar con una elegancia tan simple que sorprende.

Y esto ocurre porque en dos capítulos puede desactivar una potencial bomba nuclear sin demasiados problemas, sin hacerlo de manera forzada. No exagera sus propios problemas. En la misma temporada, el pastor Tim fue secuestrado, Oleg delató una maniobra fundamental, hubo encuentros familiares entre Tim, Stan y la familia Jennings y no sucedió absolutamente nada que ponga en riesgo el núcleo argumental. Ni hablar de la situación de Martha que pudo escaparse sin que el FBI pueda rastrearla. Pero al mismo tiempo, todo se torna cada vez más frágil y difícil de sostener.

Por eso especular con el futuro es muy impredecible, porque el final de la temporada pasada estábamos especulando que ese discurso de Reagan relacionado al “Imperio del Mal” iba a tener una trascendencia en lo que iba a ocurrir aquí. Y sin embargo, fue pura decoración.

Brutallity

Otro de los detalles que se vieron en esta temporada, que no venían sucediendo, eran las muertes de personajes secundarios. No tuvieron consideración y optaron por el camino indicado, al terminar drásticamente con esas historias que ya no iban a ningún lado. Está sucediendo con Oleg, pero sobre todo ocurrió con Nina Krilova. Su final estaba cantado y, su destino en la serie fue lógico. Quiso burlar, una vez más, a la autoridad de su país, y la dureza rusa ya no tenía margen para el perdón. Un final tan crudo como necesario para hacer ganar a la serie en verosimilitud y realismo.

De la misma forma, pero un poco inesperado, fue el desenlace de Frank Gaad, antiguo jefe de Stan en el FBI. The Americans demuestra que no tiene problema en cerrar sus argumentos con la brutalidad que merecen. Oleg no va hacia el mismo camino pero su participación en la serie amaga con cerrarse también. Por eso esperemos nuevos protagonistas para las últimas temporadas. (Recordemos que hace algunas semanas se confirmó que la serie fue renovada para una quinta y una sexta temporada, que será la final).

El péndulo de The Americans

La serie parece cada vez más cerrada en sí misma; en su universo y en sus propios dramas. La trama de espías continúan siendo fundamentales, y el eje del espionaje cambia según la misión, por momentos es militar, por otros bacteriológicos, de inteligencia o de tecnología avanzada -computación o armamentístico.

Pero el problema central ya es familiar y moral. Los dilemas de los personajes pesan más que las decisiones de sus respectivas agencias. Sobre todo en la rusa. En cambio, del lado de Stan se dio vuelta la tortilla, en el pasado se lo veía atrapado por sus temas personales y sus dilemas familiares (con Nina y su esposa), en cambio ahora el agente norteamericano está más abocado a su trabajo. Su drama personal quedó en un segundo plano. Del lado de Phillip y Elizabeth, el problema entre ellos dos pasó a un segundo plano por una tercera -Paige- que toma fuerza.

El péndulo muestra que por momentos, el trabajo para la agencia es más fuerte que los problemas personales, mientras que para el otro lado funciona al revés. Casi como el péndulo de Perón (?).

El jamón del medio

Lo que debemos decir de The Americans, es que la serie engancha más y más. Quizás fue su mejor temporada a nivel tensión porque arrancó con todo y siguió con la vara bien alta, tanto en el dilema de Elizabeth con Young Hee, el problema con el pastor Tim y, obviamente, la situación de Martha. Si bien el final fue contundente y marca el camino, a diferencia de lo que suele ocurrir, el fuerte estuvo antes…

Por Germán Morales

Crítica de la película
Fecha
Película
The Americans - Temporada 4
Puntaje
51star1star1star1star1star

Acerca del autor

Germán Morales

Germán Morales

Lic. en Comunicación Social (UBA). Creador y redactor de Proyector Fantasma. Responsable de la sección SERIES.