El 3 de febrero, la plataforma de streaming Netflix estrenó Santa Clarita Diet, nueva propuesta de serie en clave comedia, protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant.
La propuesta es simple, pero no por eso menos atractiva: Sheila (Barrymore) y Joel Hammond (Olyphant) son un matrimonio que vive hace muchos años en Santa Clarita, un suburbio de Lós Ángeles. Ambos pasan sus días trabajando como agentes de bienes raíces, con bastante éxito en su área. Además conviven con Abby (Liv Hewson), su hija adolescente.
La vida de los Hammond es bastante rutinaria hasta que un día, por causas que no conocemos, Sheila comienza a sentirse mal, hasta llegar al punto de vomitar en cantidades desopilantemente exageradas. A partir de este suceso, y algunos más que obviaremos, ella se da cuenta que ya no tiene presión cardíaca, y que además tiene una gran ansiedad por comer carne cruda. Sí, tal como leen; Sheila se transforma en una muerta viviente -la serie evita en todo momento utilizar el término zombie-, y ese cambio trae consigo la imperiosa necesidad de seguir todos sus impulsos, por más primitivos o políticamente incorrectos que éstos sean.
Esto cambia radicalmente la vida familiar, ya que ahora Joel debe decidir si acepta a su «nueva» esposa, y si colabora con ella en pos de conseguir alimento -léase cadáveres humanos-, mientras Abby se enfrenta a todos estos cambios y a las mentiras que sus padres le plantean.
Como co-protagonistas podemos mencionar a Eric (Skyler Gisondo) el vecino greek de los Hammond, quien a partir de su curiosidad por la ciencia y los hechos paranormales, colabora con esta familia en más de una ocasión. Pero claro, no todo es ayuda y colaboración, por ello los Hammond deben pensar muy bien sus movimientos a la hora de buscar víctimas, ya que otro de sus vecinos, el sheriff Dan Palmer (Ricardo Chavira), los sigue de cerca.
En el medio surge toda una serie de interrogantes tales como: ¿Qué causó la transformación de Sheila? ¿Hay forma de revertir eso? ¿Habrá más seres como ella? Desde ya, habrá que ver los 10 episodios de media hora de duración, y luego aguardar por una segunda temporada.
Santa Clarita Diet apuesta a la comedia con humor negro, y muchísimo gore, resultando una propuesta fresca y original, al retratar al canibalismo desde otro punto de vista. Además, el contraste entre lo sangriento y lo impoluto en la estética del acomodado vecindario como de las demás locaciones, funcionan a la perfección.
Por otro lado, la serie brinda una sutil crítica al estilo de vida de la clase media americana, sus apariencias y el deber-ser esperado por los otros. De hecho, en varias escenas, Sheila menciona que fue recién al transformarse en una muerta viviente, cuando paradójicamente pudo «renacer» y sentirse genuinamente feliz y llena de vitalidad.