Aquello que empezó como una advertencia el capítulo anterior, en el final de temporada se torna una realidad. Me da la sensación que en Masters of Sex se emplea mucho en ese tipo de recursos, no terminamos de digerir las situaciones y los dramas de cada uno de los personajes para que de golpe sucedan las cosas.
Incertidumbre, no de la buena
Si bien el fuerte sentimiento de Gini por sus hijos estuvo muy bien planteado desde el principio de la serie, la realidad es que como espectador uno no puede sentir o lamentar esa pérdida que está a punto de experimentar. Primero, porque a los hijos los vimos poco y nada en esta temporada. Y segundo, porque en cierto punto, George tiene razón, Virginia entrega todo su ser en el estudio y en Bill, y sus hijos siempre quedan en un segundo plano, por lo menos para lo que observamos como espectadores. Y lamentablemente, esta entrega de Gini hacia el estudio no es recíproca.
Bill, como muchos protagonistas de series, genera amor y odio, un cuestionamiento fuerte de sus acciones. En este caso, su egoísmo es lo cuestionable, nunca deja de ser SU estudio, y Virginia, a pesar que demostró tener un protagonismo imprescindible, se mantiene un segundo plano para él. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en la primera temporada, Bill debe recurrir a acciones por izquierda para imponer sus deseos. Ojo, Virginia también tiene sus ambiciones, como bien lo explicitó en varias oportunidades Lillian DePaul, pero tiene argumentos más allá de lo científico para convencer y justificar su posición.
Lo cierto es que lo sucedido justificó el retorno de varios personajes un poco olvidados, como Barton y Ethan, y de forma clave. El primero para ayudar a Bill a boicotear la televisación del estudio sexual, y termina contándole una gran verdad, todo se trata de su egoísmo y la imposición de sus formas. Bill tiene una personalidad muy fuerte, pero ahora parece entender los límites de sus acciones. Al haber visto la reacción de Virginia (como siempre, gran actuación de Lizzy Caplan) después de ver a Ethan presentando su propio estudio sexual en televisión, situación que anuló el plan que ella ideó para mantener a sus hijos, lo único que generó Bill fue empujar a Gini a una posición de debilidad absoluta. Quizás el desenlace sea distinto, pero a veces lo importante está en la cabeza y como se siente cada protagonista frente a sus planes.
La escena del sueño de Bill muestra desafiante lo que sus ambiciones ignoran, a Libby, que ya toma un rol distintivo. Lo que vimos el capítulo anterior se afirma, una Libby que empieza a actuar, a salir de la pasividad que tenía frente a Bill y el estudio. La realidad es que no puedo dejar de estar de acuerdo con lo que hace, Libby es un personaje muy sufrido y en cierta forma disminuida, estas decisiones hacen de ella un personaje más atractivo, en evolución y demuestra que siempre entendió lo que sucedía y que no quiere quedarse en la posición de ver pasar su vida, mientras su marido se lleva el éxito.
La relación por interés entre Austin y Flo suma una nueva ambición, el poder político. Esta pareja va ganando fuerza en la serie, pero no termina de salir de la categoría de sketch de dos personajes antagónicos. La que sí parece obtener un rumbo distintivo es la de Lester y Barbara, que se someten al estudio y a encarar su relación de otra forma.
En definitiva, no fue un mal final, pero tuvo menos fuerza que en la temporada anterior. Los cambios que se plantean no fueron tan determinantes, excepto para Virginia, pero la sensación general es que podría haber sido un capítulo más de esta temporada, llena de cambios, con un amplio salto temporal en el medio, con personajes que circulan y desaparecen, y situaciones que no se terminan de consolidar. No me dejo una buena imagen esta temporada, habrá que ver si la próxima sabe tomar todos estos hechos que fuimos viendo, para justificarlos en el desarrollo y la llegada al éxito del famoso estudio sexual. Masters of Sex entrega pequeñas buenas muestras, pero en líneas generales su argumentación, los dilemas sociales y sexuales que plantea y los sentimientos de los personajes no se llegan a abordar con la profundidad que se merece. A pesar de todo, puede tener y tuvo vueltas de tuerca interesantes que no dejan de ser buenas intenciones.