Seis modestos episodios de media hora conforman esta comedia inglesa, estrenada recientemente en Netflix y de lógico bajo perfil en nuestro país. Su creadora y guionista es Phoebe Waller-Bridge quien se hiciera conocida por Fleabag, la cual ha cosechado muy buenas críticas hasta la fecha y ha lanzado su carrera. Mencionamos a Fleabag porque al ser Phoebe la creadora absoluta de ambas series, veremos algunas similitudes entre ambos proyectos, pero ya llegaremos a ello.
Crashing cuenta la historia de una pequeña comunidad de personas cercanas a los 30 años de edad, habitantes de un hospital abandonado. Desconocemos la lógica detrás de algo tan particular desde la mentalidad de nuestra tierras, pero una vez aceptado eso y para graficar, podemos decir que todo el programa transcurre bajo la lógica del vernáculo conventillo.
Las historias entre unos 7 personajes principales hacen a la estructura de la serie en sí y conforme ella se desarrolla, éstos se vuelven más interesantes. La crew es variopinta y de alto impacto aunque el splash repentino de sus personalidades extremistas no logra generar demasiada simpatía en el espectador, en un principio. Es en verdad molesto y algo difiacultoso en los primeros episodios, engancharse al ritmo frenético que tiene el programa y más que reír, tolerar los chistes malos y absurdos del mainstream de chiste fácil ingles, que andan dando vueltas por ahí. Pero una vez habituados a su ritmo y disipadas ciertas capas de superficialidad, está bueno empezar a engancharse con la dinámica de los personajes y verlos desde un punto de vista algo más profundo e interesante.
Es entonces cuando cerca de terminar la serie, te das cuenta de algo: trata sobre el autodescubrimiento. Sobre cómo estando en una comunidad, el prójimo puede ayudarte a darte cuenta de quien sos en realidad o que no sos, según el caso. O que querés o no querés ser. Y eso en suma, termina siendo lo esencial y al mismo tiempo sutil en la serie. Lo que la hace interesante. Personajes que están en un camino de autodescubrimiento. Camino para el cual les sirve estar en una comunidad que logra aflorar nuevas versiones de sí mismos. Tal característica no se muestra a simple vista, pero detrás de la efervescencia, está bueno encontrarse con cierto dejo de profundidad.
Ahora bien, dentro de este combo de personas nos encontramos con un trío amoroso. Por una parte está Kate (gran interpretación de una Louise Ford cuyo dato curioso es que en la vida real es la novia de Rowan Atkinson, más conocido como Mr. Bean) que está a cargo del abandonado hospital, su novio Antonhy (Damien Molony) y la recién llegada Lulu (Phoebe Waller-Bridge) que viene a desestabilizar la pareja. Resulta que Kate es una chica muy estructurada y conservadora cuyas inseguridades se acrecientan sobremanera y se ve en la necesidad de reinventarse, una vez aparece Lulu en su vida para vivir junto a ellos. Lulu se caracteriza por justamente lo contrario, ser carismática, ocurrente y despreocupada. Y haber sido la amiga de la infancia y de toda la vida de Antonhy, sospenchandose siempre que está enamorada de él.
La conexión con Fleabag se da entonces, al volver a presentarnos a estos dos polos enfrentados: por una parte tenemos a la chica que se oculta detrás de una sonrisa, chistes verdes y una alta explotación de su sexualidad. Y por el otro, a una que se muestra conservadora y estructurada. Están enfrentadas pero siempre expresan de manera diferente, una misma esencia: la inseguridad. En Fleabag era algo apenas explotado en el personaje protagónico en comparación con su hermana. Acá, la esencia está más presente y en relación a la mutua dependencia de estas aunque mediadas por el interés amoroso hacia un hombre. Neurosis que se repiten en ambas creaciones de Phoebe Waller-Bridge pero que vueltas a presentar, resultan siempre interesantes.
En resumen, tenemos en Crashing a una serie inglesa de ritmo frenético, situaciones que bordean lo bizarro y chistes malos que al principio son difíciles de seguir. Pero una vez entrados en el juego, nos encontramos con una comunidad de pequeños e interesantes personajes que en mutua compañía, no hacen más que intentar descubrirse a sí mismos.
Por Lautaro Olivera