Ficha técnica de la película. Título oríginal: Verfehlung; Dirección: Gerd Schneider; Guión: Gerd Schneider; Dirección de fotografía: Pascal Schmit; Montaje: Uta Schmidt; Música: John Gürtler; Productores: Felix Eisele, Julia Kleinhenz, Katja Siegel, Bernd Stegmann; Elenco: Sebastian Blomberg, Kai Schumann, Jan Messutat, Sandra Borgmann, Valerie Koch, Rade Radovic, Hartmut Becker; Año: 2015; País: Alemania
La bajada línea se la lleva puesta
En su primer largometraje de ficción, Gerd Schneider decide tratar un tema difícil para el catolicismo, como ya sabemos. Una historia conocida en muchos aspectos, pero desde el punto de vista de la amistad y los dilemas que debe enfrentar a una persona cuando conoce la realidad de otra con la cual convive.
Porque más allá de los aspectos eclesiásticos, que son muy interesantes y útiles para entender la hipocresía de la iglesia cuando perdona a los pederastas que se abusan del poder de los fieles, el film es muy rico en todo lo relacoinado con el viaje que debe hacer el protagonista Jakob (Sebastian Blomberg) al enterarse que su colega y amigo Dominik (Kai Schumann) es acusado por haber abusado de menores.
Quizás el desarrollo de los hechos resulta un poco lineal y predecible, pero no por ello deja de ser efectivo el sufrimiento que demuestra Jakob. También le muestra una cara menos ingenua a los pederastas, que más allá de su despreciable acto, no se ocultan detrás de una máscara perversa, simple de percibir y fácil de juzgar, sino que pueden ser solidarios, buenas personas, seres comunes que se ganan la confianza de los demás. Dominik se ocupa de jóvenes provenientes de sectores sociales sensibles.
Con respecto a la iglesia, el film muestra a medias la encrucijada que viven con estos casos y la posición que deciden tomar. Los cultos deciden defender a los líderes y no a sus fieles; sus ideologías y no el bien común. El poder y las responsabilidades son más importantes que las comunidades y los fieles. No solamente para las iglesias, queda claro. Esto le llega a muchas de las estructuras de poder.
Pecado (Verfehlung), elige centrarse en el lobo solitario, en Jakob. Lo refleja bien la sutil musicalización predominantemente ambiental y los escuetos efectos de cámara que muestran su sufrimiento. Lo más importante es el dilema personal de una persona de fé, de alguien que percibe la errónea situación y la tragedia ahí se lleva bien cuando la vivimos en su piel.
Sin embargo, deja de lado la posición de Oliver (Jan Messutat), el tercer cura del grupo de compañeros que cambia de posición bruscamente, y no parece cuestionar la línea que baja de las autoridades eclesiásticas. Quizás por cierta culpa, quizás porque todos callaron y lo importante es cubrirse. Ahí el film se queda a mitad de camino en el drama.
A pesar de eso, es contundente y claro en su mensaje. Las jerarquías son intocables. La hipocresía es incurable para la Iglesia. Por eso, Pecado funciona.
Por Germán Morales