El rol de la mujer
Los dos primeros capítulos de la última temporada Mad Men tienen como protagonista a la mujer. No, no es Megan, no es Joan, ni Peggy, es el rol de la mujer en general. Prácticamente desde el primer plano, son varios los pequeños detalles que marcan una reflexión sobre el tema. Sin dudas, Don Draper es el protagonista sobre el cual gira todo lo que sucede, con rumbo a un desenlace que parece tan cantado que seguramente no tendrá nada que ver con lo que imaginamos (lo esperamos). La sensación es que el publicista se encuentra desesperado buscando la misma solución pasajera para problemas conocidos, desprendido de sus bienes o su fortuna material, sabe que reiniciar todo no lo lleva a ningún lado, pero lo sigue intentando por costumbre o por inercia. Muchas de las mujeres con las cuales Don tuvo una relación, de alguna forma aparecieron y lo obligaron a reflexionar sobre su vida.
La cuestión es que la trascendental década termina, y si hacemos un flashback mental hacia los primeros capítulos, mucho cambio en la vida social de la serie en numerosos aspectos. Pero en la transición de la serie hacia el final de la década, en una serie que nunca se encargó de ocultar o suavizar estas cuestiones, ciertas costumbres todavía siguen perdurando pero la reacción de las protagonistas ya tiene otro énfasis. Si el machismo todavía se mantiene en nuestros días, imagínense a fines de esta década. Todavía continúa la ‘obligación’ de cumplir con las expectativas sociales, la evolución de Peggy fue la muestra más clara, pero también el reproche de la familia de Megan sobre Don, y sobre la propia Megan por su “fracaso”. Sin dudas, también la visión de ‘mujer objeto’ fue eje, el conflicto de Joan con la gente de McCann o el casting de modelos que Don supervisó fueron algunas de las pruebas más fehacientes de esto.
Pero si hay algo que Mad Men supo hacer durante sus siete temporadas, fue tratar ciertos temas indirectamente con profunda superficialidad, como aquellos actos cotidianos que dicen mucho de la vida que realmente ocurre. En estos capítulos vimos la ambición de Betty por estudiar psicología, la aparición de Pima seduciendo a Peggy y a Stan al mismo tiempo, la seguridad de Megan para rechazar a Harry y a Don, la liberación femenina que fue todo un proceso en la serie, ahora se evidencia con más fuerza que antes.
Al vacío
Sin dudas, el feminismo fue el foco indirecto de estos capítulos, como la contextualización de los crímenes del clan Manson, pero el plano principal está puesto en la decadencia general de los protagonistas de la serie. El habitual bajón de Draper parece que esta vez no tiene una base concreta para sostenerse y salir airoso, el intento con Diana es más de lo mismo. Aunque tal vez pueda encontrarlo, pero ahora parece que el problema vendrá también por el lado económico. Estas historias de vida suelen terminar para el protagonista de la misma forma que empezaron, pero… nunca se sabe.
El drama está planteado como el agua cerca de la ebullición, las burbujas suben y van aumentando cada vez más. Especular por donde terminará la serie tiene poco sentido, la presentación del show siempre fue lo suficientemente contundente como para empezar a plantear posibilidades. Sólo queda disfrutar la nostalgia que nos provocan los últimos cinco capítulos de la serie.
Y no quiero terminar sin dejar de mencionar a Meredith, una de las secretarias más queribles de la serie.