Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera (2003), de Kim Ki-Duk
¿Por qué? Porque en Proyector Fantasma adoramos a Kim Ki-Duk y porque creemos que el cine oriental, y en especial SU cine permite plasmar y captar el cambio estacional de forma maravillosa, pasando por paisajes de cuento mientras nos introduce en los cambios y en el recorrido de crecimiento personal que realiza el protagonista más joven de esta especie de cuento taoísta…porque después de la tormenta sale el sol, o bien porque luego de un crudo invierno, vemos florecer la primavera, y con ella nuevas oportunidades.
Cargada de simbolismos, la cinta nos muestra que nadie es inmune al poder de las estaciones ni a su ciclo : todos nacemos, crecemos, decaemos. Ni siquiera los dos monjes (uno mayor, y el joven ya mencionado) que comparten una ermita flotante rodeada de montañas. A la vez que las estaciones se suceden, las distintas esperas de su vida serán vividas intensamente. Kim Ki-Duk además nos mostrará como este joven pierde la inocencia con la llegada de una mujer que viene a alterar su universo pacífico y que le hará experimentar emociones y sentimientos hasta ahora desconocidos.
Conte de printemps – Cuento de primavera (1990), de Éric Rohmer
Lo sabemos. Rohmer no es un director accesible para todo el mundo, porque la opinión general es que en sus películas no pasa nada o todo es muy lento. En parte esto es verdad, pero la premisa de que nada pasa es totalmente errónea: en esa nada misma encontramos la maravilla de sus historias y en el diálogo que mueve esas historias. En Conte de printemps la primavera se apodera de cada uno de los escasos espacios en que la película se desarrolla: la primavera está en en todo: desde el papel de las paredes de la casa de campo, en las flores que adornan el salón, en cada detalle, y en cada flor.
Esta historia es acerca de Jeanne, una profesora de filosofía que acude a la fiesta de una antigua compañera con la que nunca habla para tan sólo escapar de la soledad de un apartamento vacío. Allí conoce a Natasha, una joven estudiante de piano en el conservatorio. Lo que ninguna imaginó es que ese encuentro fortuito dejaría marcas y consecuencias en ambas.
Si les gusta Conte de pintemps, desde aquí recomendamos ver la serie completa: Cuento de las cuatro estaciones que inició en 1990 con esta cinta, y que finalizó en 1998 con Cuento de Otoño.
Un amour de jeunesse – Primer Amor (2011), de Mia Hansen-Løve
Antes de hablar del film, debemos explicar que Mia Hansen-Løve es una especie de reencarnación del espíritu de la nouvelle vague. Como punto en común con cineastas de este movimiento que inició en los 60s de la talla de Godard, Resnais o Truffaut, tiene el haberse iniciado como crítica de cine para Cahiers du cinéma, y además que sus films estén plagadas de fuertes toques autobiográficos.
Un amour de jeunesse es una oda al primer amor de juventud, pero no un canto de alabanza, sino visto, en palabras de su protagonista, como «una enfermedad». La historia nos presenta a Camille y Sullivan dos jóvenes enamorados, que viven una historia apasionada que se ve truncada por la partida de Sullivan en un viaje a Sudamérica. Tras varios años, Camille logra rehacer su vida con un arquitecto que le dobla la edad, pero el regreso de Sullivan volverá a abrir una herida que no había quedado cerrada y a alterar su vida. Ahora bien, ese primer amor, el amor de la juventud, es como la estación de las flores: una estación que, como cualquier otra, también pasa (aunque su inolvidable huella no desaparezca). La historia está narrada con un ritmo y una cadencia maravillosos y sus diálogos son pura poesía que enlaza tanto el más dulce enamoramiento como un gran sufrimiento. Otro plus a tener en cuenta es la banda de sonido: impecable de comienzo a fin, con una mezcla de estilos y hasta con canciones de Violeta Parra.
Por @EmmaPeel___
