La historia del mago con la cicatriz en forma de rayo es ampliamente conocida. Pero sus libros no siempre tuvieron buenas adaptaciones (véase Peores Adaptaciones). Hasta que llegó David Yates (quien se encargará de la dirección del Spin-off de Harry Potter en los próximos años). Este director inglés con algunas películas para televisión dirigidas en su haber, entró en el mundo mágico en la quinta entrega de la saga (Harry Potter y la Orden del Fénix) y fue como una bocanada de aire fresco para una historia que se estaba ahogando lentamente en un mar de horribles adaptaciones. Y de ahí en adelante las películas fueron buenas. Pero las mejores fueron sin duda, las últimas dos. Si bien las actuaciones podrían haber sido un poco más jugadas, sobre todo los besos entre Harry y Ginny (sus besos eran tan apasionados como si una pareja de primos se hubieran besado en la pantalla grande), o la enfermiza Bellatrix que en la película parece hasta una loca linda, las películas por fin tuvieron el nivel que los fanáticos esperaban. Y hasta se nos escaparon uno o dos lagrimones al final.
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Coincido en casi todo, salvo en lo de Yates. No es ni de cerca un gran director y ni de casualidad hizo un buen trabajo con la saga. A mi criterio, la mejor película es la tercera, no por ello mejor adaptación. Si bien al menos se le dio todo el tramo final de la saga a un mismo director para al menos tener una visión unificada, tiene huecos argumentales y desastres de producción y dirección imperdonables. Al día de hoy no entiendo cuánto le costaba poner una actriz niña con el mismo color de ojos de Harry y su madre adulta, o un (al menos) look avejentado de los protagonistas en el prólogo. Y ni hablar de los grandes, verdaderamente grandes cambios en momentos claves de la historia donde todo fue modificado y terminó perdiendo la verdadera esencia de esos momentos, siendo que, tampoco venían de una trama literaria sumamente complicada, al contrario, lo cual hace más inentendible esos cambios sin sentido. Y respecto al final de la saga, las dos partes de la última película, me resultó sumamente más emocionante, con mejor ritmo y muchísimo mejor dirigida, la primera mitad, teniendo en contra (como toda primera mitad de una película final dividida en dos) el ser una especie de introducción carente de "acción"; en cambio la segunda es una seguidilla de secuencias insulsas, carentes de emotividad, y muy mal dirigida tanto cinematográfica como actoralmente. Tiene sus momentos, sí. Tiene sus partes emotivas, totalmente, pero creo que éstas triunfan por sí mismas, son tan significativamente en su génesis como en esencia, que ninguna mala mano o producción les pueden quitar el brillo de lo que significan. Por ello y mucho más, no me parece para nada un buen director, ni siquiera el mejor de esta saga.