Federico J. Palma es cineasta, docente, investigador y el autor de Exilio de Malvinas, una película que cuenta el desarraigo de tres ciudadanos malvinenses que se vieron obligados a dejar las islas por diferencias irreconciliables con el poder británico. Palma habló con Proyector Fantasma sobre la experiencia de filmar en las islas y de su interés por hacer una película sobre Malvinas que se estrenó este jueves en cines.
Mientras Federico Palma filmaba Piratas, Pastores, Inversores (2011), una serie documental sobre la presencia británica en la Patagonia -que obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine Político 2012- se intensificó aún más su pasión por la Patagonia y las Islas Malvinas se revelaron como un nuevo desafío a desentrañar. Ahí había historias que despertaban su interés. Historias con las que Federico se había vinculado en algún momento de su vida y creyó que merecían ser contadas. “Me habían quedado las ganas de hacer algo más puntual sobre Malvinas, y más específicamente sobre los “kelpers”», cuenta este director, docente e investigador nacido en Buenos Aires, pero barilochense por elección, que entrecomilla el término -Kelper- porque entiende que hablar de malvinenses o Kelpers no es sino la continuación de lucha política en el plano del discurso.
Luego de varios proyectos donde la temática de la identidad subyace como un eje fundamental, Escondidos al Oeste del Pichi Leufu(2010), Piratas, Pastores, Inversores (2011), Exilio de Malvinas- estrenada esta semana- narra la historia de vida de tres hombres que no temieron en levantar la voz para dar a conocer su posición frente al poder imperante y forjaron su propio destino luego de verse obligados a dejar las Islas para reivindicar lo que ellos creen en cada caso: la conciencia de la historia, la lucha por la identidad y la conservación de la naturaleza.
Filmada íntegramente en las Islas, el documental cuenta con rigor y emotividad testimonios de desarraigo de ciudadanos que tomaron la dura decisión del exilio y se radicaron en Argentina. Lo hace problematizando el concepto de ciudadanía, indagando en los matices pluriculturales de las islas y en los vestigios de la historia que dejó una lucha que continua hasta hoy.
“De todas las películas posibles, fueron surgiendo con fuerza estas historias y al ponerlas juntas ofrecían una verdadera composición de miradas y experiencias sobre un mismo fenómeno: la vida bajo el colonialismo británico en las Islas Malvinas”, afirma Palma, egresado de la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA que se centró en las historias de vida de Alejandro Betts, James Peck y Mike Bingham, ejemplos de coraje y valentía por ser fiel a las convicciones y no renunciar a ellas más allá del contexto político, social y familiar que implicó el desapego de lo que hasta ese momento era su lugar. “En los tres casos aparece algo que para mí es central y me identifica: el asunto de las convicciones y la lucha contra el poder establecido” afirmó el director de Exilio de Malvinas.
En dialogo con Proyector Fantasma, Federico J. Palma habló sobre las motivaciones personales que lo llevaron a hacer esta película, la experiencia de filmar en las Islas y su identificación con las historias de vida que ahonda Exilio de Malvinas.
PF:¿Cómo fue la elección de los tres testimonios? ¿Qué te interesó de la historia de cada uno?
FP: Alejandro Betts me ofrecía la mirada más profunda hacia el mundo de los kelpers antes de los años ’70, con el trasfondo de la presencia e influencia histórica de los argentinos en las islas, y en lo personal, era una historia muy potente sobre cómo el conocimiento de la historia conduce a una toma de conciencia, y cómo se puede desafiar un status quo social y político y continuar haciéndolo sin cejar durante toda la vida. El caso de James Peck también traía con mucha fuerza la historia de los “kelpers” en el momento de la desarticulación final de su mundo luego de la guerra de 1982. La pelea de James es por la identidad, la defensa de una cultura «anglosudamericana» presente en el extremo austral que es básicamente parte de lo que podríamos llamar pampeano-patagónica: un mundo de indios, gauchos y gringos, de las grandes extensiones de tierra virgen y su incorporación violenta al mercado internacional de productos primarios. Y finalmente el de Mike Bingham, apareció sumando dos perspectivas más que completaron el cuadro. Primero, su propia historia personal, como un ciudadano inglés que se instala en las islas para trabajar en la conservación de la Naturaleza y termina transformándose en un estorbo justamente por querer hacer su trabajo. Nos sirve para entender que lo que pasa en Malvinas es tan objetable para un argentino como para un inglés, como lo es para muchos malvinenses nativos. Y luego está la historia de su propio descubrimiento como científico que terminó de brindarnos un símbolo muy fuerte que atraviesa toda la película: la destrucción de la población de pingüinos en las Malvinas por la sobrepesca, que conduce a que miles de estas aves marinas terminen emigrando a zonas protegidas de la pesca en Argentina y Chile.
PF:¿Cómo fue la experiencia de filmar en Malvinas? ¿Tuvieron algún impedimento durante el rodaje?
FP: En su momento hicimos una acreditación de prensa normal a través de la Embajada Británica en Buenos Aires. No tuvimos que hacer ningún otro trámite, excepto tener una reunión a la que fuimos «urgidos» por el gobierno colonial, con tres de las figuras del Concejo colonial. Una experiencia muy divertida, porque ellos estaban muy serios y querían bajarnos línea. Nosotros, por el contrario, estábamos muy relajados. Mi compañero de aventuras, que es hijo de ingleses, hasta se dio el gusto de hacerles una broma que no les hizo ninguna gracia. Mas allá de ese encuentro, que nos dejó una serie de frases con las que nos entretuvimos toda la semana que estuvimos allá, la experiencia fue muy buena en todo sentido. Yo me enamoré perdidamente de las Islas. No tuvimos ningún inconveniente de ningún tipo, al contrario, charlamos con la gente en todos lados.Sé que otros colegas no han tenido la misma suerte. Depende mucho del clima político que haya de fondo en cada momento supongo, y del perfil que tengas. Nosotros siendo solo dos fuimos bastante bajo perfil. Supongo que la próxima vez que viaje a las islas no van a estar tan contentos de verme después de estrenar esta película.
PF: ¿Qué te interesó problematizar con Exilio de Malvinas?
FP: Malvinas es un tema muy denso y con muchísimas aristas. Me identifiqué con estas personas (los tres testimonios de la película) porque en medio de un escenario muy opresivo pueden plantarse y defender sus ideas y convicciones, aún al precio de perder todo Malvinas es en alguna forma un verdadero experimento sociológico, donde se pueden ver claramente las costuras del imperialismo clásico con el neoliberalismo posmoderno. Los «kelpers» de la actualidad son netamente un producto de ese proceso. Pongo el entrecomillado porque realmente el término kelper está muy manoseado, y cuando en los medios de prensa oímos o leemos que «los kelpers dicen» tal cosa o tal otra es importante tomar nota que el emisor de ese discurso oficial no es el conjunto de una comunidad idílica sino la voz del poder colonial en el territorio, conformado por el Gobernador designado por la Corona Británico y un puñado de figuras siempre repetidas que controlan la explotación ilegítima de recursos naturales en la región.
Después está el tema que me es más caro, que es lo cultural, y especialmente el tema de la identidad. Ya lo venía trabajando desde otros proyectos anteriores, siempre desde la perspectiva de mi pasión por la Patagonia, y espero estar haciendo algún tipo de aporte para entender mejor nuestra identidad -como argentinos, como americanos, como occidentales- desde la noción de pluriculturalidad que creo nos hace falta abrazar para crecer como sociedad.
PF: Después de hacer esta película, ¿cuánto se modificó tu posición acerca del concepto de ciudadanía?
FP: De alguna forma, creo que me sirvió para reafirmarme en mis convicciones personales, y no sólo en términos políticos. De cómo se puede llegar a la realización personal sin necesidad de agachar la cerviz ante el poder. Pero también estuvo atada a un proceso muy duro en mi vida personal, en el cual las historias de los protagonistas también tuvieron su influencia. Mucho de ese proceso está en la película misma y todavía me queda mucho por reflexionar.
PF:¿Cuáles son tus expectativas con esta película?
FP: Soy de la idea de que el trabajo lo completa el público, y no sólo mientras está frente a la pantalla, sino cuando continua reflexionando, comentando con otros y finalmente mirando los temas tratados con una nueva perspectiva. Porque estos son temas siempre abiertos, siempre en desarrollo, son ámbitos de disputa ideológica y material, lo que necesitamos es tener un mejor conocimiento de la realidad y la historia, y tener mejores elementos para entenderla con herramientas para transformarla. Ojalá sirva también para visibilizar mi proyecto anterior (Piratas, Pastores, Inversores) que es una especie de «pre-cuela» muy rica en contenidos e imágenes para quienes les interese entender la historia patagónica, y particularmente la influencia del imperialismo británico en la Patagonia y en Argentina en general. Mi sueño es que Exilio de Malvinas llegue a su público, que se que está en muchos rincones del país y el mundo.
Por Daniela Ciccotta