Como nos enseñara El Planeta De Los Simios (1968), el “NO” es la afirmación primera de la libertad. Respuesta que como primera línea de defensa se impone a cualquier intento de dominación: una palabra simple, cuya utilidad primigenia es despojarse de las cadenas de cualquier clase de alienación.
Este nuevo viaje nos lleva al Chile del año 1988, hacia finales de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. Un año clave en la historia chilena y sudamericana, ya que ahí se llamó a plebiscito para que el voto popular decidiera democraticamente si seguía Pinochet, o se llamaba a elecciones. En esa elección, el voto para que continúe el dictador era por opción “sí”, en cambio para que sea derrocado se debía elegir por el “no”. Parece mentira pensar en la actualidad que la aceptación de parte de un pueblo oprimido, deprimido y acostumbrado a esa suerte de fascismo paternalista, hiciese del “Sí” y la revitalización de poder del régimen dictatorial tenía la victoria casi segura, mientras que el “No” fuera de punto, con pocas chances de triunfo y constituyéndose un desafío casi imposible para quienes eran encargados de llevar a cabo la campaña electoral.
Para contrarrestar este resultado, se contrató al publicista René Saavedra (Gael García Bernal) hombre despojado de intereses políticos profundos más allá de la media, acostumbrado a vender productos estilo Coca Cola. Todo esto ocurrió en un clima de fascismo explicito, en el cual los aprietes y la amenaza de muerte-desaparición estaban siempre presentes para los que quisiesen ir contra el régimen y adonde además se manejaba cierta incertidumbre de efectivización, llegada una hipotética victoria del “no”.
¿Cómo se hace para vender una idea tan negativa, básicamente la idea misma de la negatividad? ¿Cómo se logra que eso se constituya en objeto de deseo? Supremo desafío el de presentar a la democracia como un producto, si tenemos en cuenta que el poder del mercado siempre tiende a estar en puja con el poder representado por la institución política en sí.
Indispensable para todos aquellos interesados en el marketing político, esta historia muestra de modo muy didáctico los artilugios que se intentan utilizar a la hora de publicitar una opción de voto, paleta de colores mediante.
El manejo del poder resulta fascinante y dinámico, suele ocultarse a simple vista, ya que son perceptibles en primer lugar sus consecuencias más graves. Colaborar a entender qué factores juegan en una campaña electoral, nos ayuda a jerarquizar nuestras elecciones para argumentar, de manera más afinada, las razones que las justifican. Las elecciones reafirman nuestra soberanía y, con ellas, nuestro rol como sujetos de libertad, permitiéndonos aseverar con un nivel mayor de certeza, la decisión de militar en política. Para elegir a cualquier pavota inepta para algún importante cargo ejecutivo o, por ejemplo, para quedarnos embelesados con los superficiales discursos de un osito color turquesa.
Esta mañana se realizó la conferencia de prensa de presentación del BAFICI 2021. El mismo…
A Hollywood le encanta exprimir a sus vacas sagradas hasta dejarlas flacas. Ojalá las secuelas…
Joy, el nombre del éxito (2015) es una película basada en la vida de Joy…
Usualmente el arte de la fotografía es pasado a segundo plano en los análisis comunes…
What the Health es una película de corte documental estrenada en 2017. Fue dirigida por…
El pasado 9 de diciembre se cumplieron 15 años del estreno de Secreto en la…
This website uses cookies.