Podríamos decir que la sociedad de la década de los ’40, a simple vista bastante distante de la actual, les daba una marcada relevancia a aspectos que hoy tenemos completamente naturalizados. El cine, a veces, nos brinda un claro reflejo de este tipo de circunstancias.
Por aquella época, la censura prohibía que los besos en las películas se excedieran de un lapso de tres segundos. “Encadenados” (Notorious) (1946), de Alfred Hitchcock, probablemente sea recordada por muchos por el prolongado beso entre sus protagonistas, Cary Grant e Ingrid Bergman, en lo que, con el tiempo, se convertiría en una de las escenas más representativas del cine clásico. No por nada su publicidad en ese entonces fue “El beso más largo en la historia del cine”.
Hitchcock, el más minucioso elaborador de situaciones de suspenso y crímenes, tampoco dejaba libradas al azar las escenas de amor. En este caso, buscó intencionadamente (para intensificar la atmósfera) que el beso mantuviera a estos dos personajes pegados el uno al otro durante más de dos minutos completos. Eso sí, durante ese tiempo ninguno de los besos superó “los tres segundos” estipulados. Después de todo, Hitchcock consiguió salirse con la suya, y obtuvo una de las escenas más sensuales del cine (teniendo en consideración, por supuesto, la época en la que fue rodada). Como contrapunto, durante el beso los enamorados hablan sobre comer pollo y sobre quién servirá la mesa.
¿En cuanto a la película? Tendrán que verla. Protagonizada por dos de las figuras de Hitchcock, las cuales participarán en muchos de sus otros films, es un verdadero ícono de su época en blanco y negro. Nuestra heroína (Ingrid Bergman) debe viajar a Brasil con un agente del FBI (Cary Grant) y adentrarse en un cuartel general para investigar la actividad nazi en Río de Janeiro.
Por Alan Orlando Blinkhorn