¿Odiás ir a trabajar? ¿Tu jefe es un sociópata que no para de maltratarte? ¿Todos los días soñás con matarlo lentamente mientras reís a carcajadas? Lamentablemente no podemos solucionar tus problemas laborales, pero sí podemos decirte que podría ser peor, mucho peor. Por ejemplo, podrías ser asistente personal de Miranda Priestly.
¿Se acuerdan de “The Devil Wears Prada” (El diablo se viste a la moda)?
Andy Sachs (Anne Hathaway) es una aspirante a periodista recién graduada que no logra encontrar trabajo de lo que quiere. Por esto termina aceptando un puesto por el que “un millón de chicas matarían”, como asistente personal de la editora en jefe de la revista Runway, Miranda Priestly (Meryl Streep). El único problema es que Miranda es una jefa muy (pero muy) exigente, a la que no le importan los problemas que puedan tener los demás, mientras que cumplan todos y cada uno de sus caprichos.
El diablo se viste a la moda fue un éxito de taquilla que se estrenó, aunque no lo crean, ¡hace DIEZ años! Por eso hoy le hacemos un pequeño homenaje contándote 5 datos que no conocías de “The Devil Wears Prada”.
- El millonario vestuario
“The Devil Wears Prada” habla del intrincado mundo de la moda, por lo que el vestuario debía estar a la altura de las circunstancias. Patricia Fields, diseñadora de modas (a quien quizás tengan de grandes vestuarios como el de Sex and the City), fue la encargada del vestuario y contaba con un presupuesto inicial de cien mil dólares. Pero aparentemente a Patricia se le fue la mano y aunque pidió ayuda a sus amigos diseñadores y éstos le prestaron montones de prendas, se excedió un poquito y gastó casi un millón de dólares. Así es como “The Devil Wears Prada” se convirtió en la película con el mayor presupuesto destinado a vestuario de la historia de Hollywood.
- Vistiendo a Miranda Priestly
Para vestir a Miranda Priestly se utilizaron alrededor de 60 cambios de vestuario, todas prendas únicas de diseñadores exclusivos. Una de las prendas más icónicas de la película es un abrigo de visón verde (paramos aquí para repudiar absolutamente el uso de pieles de animales en la industria de la moda) que está valuado en 30 mil dólares. Por otro lado, los zapatos Prada con los que la vemos bajar del auto por primera vez, cuestan ni más ni menos que 500 dólares (no hagan la cuenta en pesos porque se van a deprimir un poco).
- La realidad supera la ficción
Aunque no lo crean, en la vida real existe una Miranda Priestly: se trata de Anna Wintour, editora jefe de Vogue y en ella está basada “The Devil Wears Prada”.
Para interpretarla se tuvieron en cuenta a actrices de la talla de Helen Mirren y Kim Basinger, pero por suerte, el papel lo consiguió la genial Meryl Streep.
- Personificando al diablo
Para lograr la característica personalidad de la editora jefe de Runway, Meryl Streep se alejó de la idea inicial de una Mirada prepotente y gritona y en su lugar, pensó que mejor sería que fuera calmada e irónica. Para esto se basó en dos hombres para hacer el papel: por un lado imitó el tono pausado de hablar de Clint Eastwood (Million Dólar Baby) y por otro, emuló el sentido de humor irónico y cortante de Mike Nichols (director de El Graduado, entre otras cosas).
Y no se quedó ahí: Meryl también sugirió que en lugar de rubia, como inicialmente se había estipulado en el guión, Miranda debía tener el pelo blanco como el de Grace Mirabella, antigua editora de Vogue.
- La novela
“The Devil Wears Prada” está basada en la novela del mismo nombre de la periodista y escritora Lauren Weisberger. Fox, distribuidora de la película, presagió que la historia sería un absoluto éxito, por lo que compró los derechos incluso antes que la autora terminara de escribirla.
No se equivocaron: la película recaudó más de 350 millones de dólares que compensaron (con creces) el presupuesto de 35 millones con el que contó inicialmente. La novela, por su parte, fue un best-seller instantáneo que pasó un año en la lista de más vendidos.
Bonus Track
Miranda Priestly es la personificación del diablo, claro está. Pero en el fondo (muy en el fondo) es un ser humano. Por eso, para mostrar este lado más amable de la “mujer dragón”, a Meryl Streep se le ocurrió que podían hacer una escena en la que se la mostrara sin maquillaje, hablando con Andy de sus preocupaciones y el efecto que tendría su público divorcio en la vida de sus hijas. Los guionistas y el director la escucharon y pusieron manos a la obra en la que luego se convertiría en una de las escenas más icónicas de la película.
Por Mariana Van der Groef
