Ficha técnica de la película: Título original: Race Año: 2016 Duración: 134 min. País: Canadá Director: Stephen Hopkins Guión: Joe Shrapnel, Anna Waterhouse Reparto: Stephan James, Jason Sudeikis, William Hurt, Jeremy Irons, Carice van Houten Productora: Coproducción Canadá-Francia-Alemania; Focus Features.
In your face, Führer!
La Alemania nazi. Un estadio repleto. Un negro da una vuelta olímpica, festejando haber ganado su segunda medalla dorada. El público alemán celebra, lo aplaude: vitorea por él. Todo esto frente a los ojos de Adolf Hitler.
Race cuenta este hito en la historia del deporte a nivel mundial. Es la historia de Jesse Owens, multicampeón en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Su vida y su lucha en un contexto de discriminación racial no solamente frente a los nazis, sino frente a todo lo que sucedía en su propio país.
Acá se inicia el punto de partida narrativo de la película: ponernos en contexto. Estados Unidos con prácticas segregatorias, increíbles hoy día, como el obligar a los negros a no compartir un lugar común con los blancos, por ejemplo, en un autobús. Y en este contexto cuenta como un joven entusiasta como Jesse Owens, decide optar por tomar una beca universitaria (recordemos que históricamente en Estados Unidos el deporte semiprofesional, empieza en las universidades) en un lugar que conservador, no es muy amigo de la black people.
En segunda instancia estará nuestro hito per se, presentado en el viaje que la delegación estadounidense hace a Alemania y cómo el atleta compite en los Juegos Olímpicos.
Pero no sólo eso, sino que también tendremos pinceladas de historia referidas a la polémica decisión del comité estadounidense de participar en unos juegos en un lugar de esas características (¿de algún modo avalando lo que sucedía en ese país?) las presiones de Owens frente a la comunidad negra, su vida romántica, las intenciones propagandísticas de Goebbels para usar los juegos en favor de los nazis, y un par de etcéteras más.
Ahí es cuando la película queriendo hilar entre estas pequeñas historias, aún siendo precisa, estira un poco su rumbo.
No en contra de sus intenciones didácticas de mostrar en una película (aunque en plan documentalista) todo lo que pasó en esa interesante historia, con cierto lujo de detalles. Sí sucede en relación a la película, digamos, hecha “para todo el mundo”. Ahí falla para el espectador que no esté especialmente interesado en conocer sobre esta historia, que puede aburrirse por momentos, a raíz de los varios retazos que componen la trama a lo largo de sus 2 horas, 14 minutos de duración.
Las actuaciones son en general decentes, destacándose especialmente la de Jason Sudeikis (hombre surgido de Saturday Night Live y habitualmente restringido a livianas comedias) como Larry Snyder, entrenador de Jesse. La relación entre ambos y lo que respecta al rol que el entrenador deportivo tiene en cualquier ámbito, resulta en una de las cosas más interesantes del relato.
Se nota que la película es un proyecto muy trabajado: tal vez demasiado. Por momentos pierde fluidez a causa de la cantidad de trama que comentábamos antes. Además, hay una clara intencionalidad de mostrar el heroísmo de esta gran figura y esto redunda negativamente, en el hecho de presentar diálogos que en momentos parecen algo forzados, atentando contra la natural performance de los actores.
Pero sí, lo mejorcito pasará por el lado de lo deportivo. Por una parte, en la ya comentada relación entre el deportista y su coach. Por otro lado, en la filmación de las carreras. Lindas escenas muy bien desarrolladas por el director Stephen Hopkins que, nacido en Jamaica, suponemos que sabe mucho acerca del tema.
En resumen, Race es una película ambiciosa que tiene mucho valor en cuanto a sus intenciones didácticas sobre educar y exponer un hito en la historia de los Juegos Olímpicos. Al mismo tiempo, y a pesar de nunca tornarse lenta, pierde un poco de fluidez en su entramado, pudiendo resultar aburrida por momentos para el espectador neutral, aquel que no esté demasiado interesado a priori, en esta temática en sí.
Por Lautaro Olivera
