Origen: Reino Unido, 2015. Guión y Dirección: Alex Garland. Elenco: Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Alicia Vikander. Producción: Andrew Macdonald, Allon Reich. Distribuidora: Universal Pictures International. Duración: 108 minutos. Estreno: 27/02/2015 (en EE.UU) – No se estrena en Argentina
Los humanos y su (¿sana?) obsesión con las máquinas que sienten
Si camina como ser humano, habla como ser humano y piensa como ser humano, debería ser un ser humano, ¿verdad? Pero no, no lo es. Entonces, ¿qué es?, se preguntarán.
A través de la historia del cine se han hecho montones de películas en las que se trata la obsesión del hombre por crear vida artificial. Pero no cualquier tipo de vida, sino una vida artificial lo más humana posible, tanto que no se distinga de nosotros, los humanos de carne y hueso. Y por lo general, las consecuencias de esta obsesión no han sido nunca buenas para la raza humana.
Ex Machina, la nueva película de Alex Garland (Sunshine, The Beach, Dredd), cuenta la historia de Nathan (interpretado por Oscar Isaac), un millonario excéntrico dueño de BlueBook, una especie de Google ficticio, que elige a Caleb (Domhnall Gleeson) para probar su nueva creación. Creación que es ni más ni menos que una señorita robot que parece una persona con todas las letras. Caleb deberá, a lo largo de toda una semana, testear a la máquina en cuestión para finalmente decidir si su conciencia artificial puede pasar por humana. Aclaremos que Ava, la robot en cuestión (interpretada por Alicia Vikander), es una chica joven, preciosa e inteligente y se pasa toda la película con los circuitos al aire.
La verdad en Ex Machina no vemos nada nuevo. Salvo por ese halo misterioso que rodea al creador de Ava y que recorre la casa prácticamente aislada donde Caleb va a parar para hacer su trabajo, es bastante lineal y lenta, por no decir aburrida. Mucho no pasa, pero a medida que nos metemos en la historia empezamos a descubrir que no todo es lo que parece.
Con el eslogan de la película: “No existe nada más humano que la voluntad de vivir”, Ex Machina intenta pobremente instalar la duda: ¿qué es lo que nos hace humanos? ¿Somos nuestra conciencia? ¿Somos nuestros instintos, si es que los tenemos? ¿Y cuál es el papel que las máquinas juegan en todo eso? ¿Alguna vez llegarán a ser realmente humanas o terminarán siempre imitando la “humanidad”?
Es claramente un tema de discusión rico e interesante, que podría analizarse en profundidad y sin duda daría lugar a desenlaces aún más fascinantes. Pero lamentablemente, el tratamiento que le da el director en Ex Machina es superficial y desprolijo. En el final, sin embargo, intenta tomar una posición en el tema y esto ayuda a que sea relativamente original.
Pero su falta de compromiso se ve reflejada en los agujeros y las situaciones forzadas que el guión presenta, y el espectador termina confundido con respecto a cuál es el verdadero tema que trata la película.
Así que en resumen: no, Ex Machina no los va a entretener con acción y viajes en el tiempo como Terminator, ni los va a hacer llorar como con el nenito robot que ama a su mamá en Inteligencia Artificial, pero se deja ver. Ahora sí, una vez que la terminen (les recomiendo que se la bajen, ya que en Argentina no se va a estrenar) seguramente lleguen a la misma conclusión que yo: cuando de máquinas con sentimientos se trata, a los humanos no nos va nada bien.
Por Mariana Van der Groef