Ficha técnica de la película
Título: Dinosaurios (Dino Time)
Dirección: Yoon-Suk Choi y John Kafka
Guión: Adam Beechen, James Greco, Jae Woo Park, Zachary Rosenblatt
Voces Originales: Jane Lynch, Rob Schneider, Tara Strong, Pamela Adlon, Melanie Griffith
Género: Comedia, aventuras, animación
Origen: EE.UU y Corea del Sur
Duración: 88 minutos
Año: 2012
Distribuidora: Distribution Company
Sólo Apta para teletubbies
Las películas dirigidas hacia un público infanto-juvenil a menudo acarrean un problema que viene dado por el nivel intelectual de su audiencia y que, en ese aspecto, afectan las decisiones tomadas en torno a los contenidos, la complejidad temática y las modalidades enunciativas que se materializarán en el producto final. Sin dudas, los niños no tienen las mismas competencias culturales que los adultos. Su capacidad analítica e interpretativa define un universo de representaciones posibles y limita a los cineastas que, entre otras cosas, deben desarrollar argumentos no tan complejos para que puedan ser seguidos y, en última instancia, disfrutados por sus espectadores.
La principal falencia de DinoTime (2012) parte de una exageración de la premisa anterior. Las películas para chicos determinan ciertas exigencias pero no implican la creación de un producto carente de calidad. En este caso, los directores Yoon-suk Choi y John Kafka elaboraron una propuesta simple, opaca, casi inerte, que subestima en demasía la capacidad de su público precoz. El film despliega una variedad de clichés y lugares comunes en pos de transmitir un mensaje paternalista, adoctrinador, que refuerza las relaciones familiares de dominación y consagra la diversión ordenada de los niños bajo estricto control de sus padres. Si a esto le sumamos una máquina del tiempo, dinosaurios de cartulina, personajes unidimensionales y situaciones bastante ridículas, obtenemos la receta perfecta para realizar el bodrio del año.
La trama introduce a Ernie, un chico adicto a los fósiles que presenta una –edulcorada- aversión a las reglas. Su cotidianeidad se desarrolla entre el trabajo en la tienda de su mandona madre y las traviesas andanzas en patineta que realiza junto a su mejor amigo freak. El deseo por liberarse del yugo maternal es casi tan grande como su artificialidad. Un buen día, debido –o gracias- a un accidente, Ernie se traslada al período cretácico con su irritable hermana y su mejor amigo. Conviviendo con dinosaurios, el protagonista cree que por fin es libre, pero la alegría le dura poco: una Tiranosaurio Rex pronto los adopta como sus hijos y la opresión familiar vuelve a ceñirse sobre Ernie.
El principal problema del argumento radica, entre otras cosas, en la ausencia de conflicto. Más allá de que la historia sea bastante predecible, las motivaciones de los personajes son demasiado básicas y las situaciones a las que se enfrentan no parecen conducir hacia ningún lugar. De esta manera, mientras los protagonistas se desenvuelven en una linealidad estereotipada (y atravesada por un humor ridículo que puede llegar a generar incluso hartazgo en el espectador) la atención decae y la tensión desaparece. La progresión narrativa del film, en ese aspecto, podría equipararse con el electrocardiograma de alguien que acaba de fallecer.
El análisis anterior se relaciona con la problemática de los géneros cinematográficos. Éstos establecen pautas, organizan la narración y definen posibles aproximaciones. Sin embargo, pese a su estructura férrea, los géneros nunca son estancos. En efecto, existe un margen de movimiento que genera una reconfiguración constante de sus límites. En ese sentido, el desafío de los realizadores es, en parte, determinar en cada caso de qué manera se puede trabajar con esas reglas para introducir elementos temáticos, narrativos o estilísticos que permitan contar una historia de manera novedosa.
A diferencia de otras películas como “Maléfica” o “The Lego Movie” (las cuales introdujeron sensibles innovaciones en el género), DinoTime se contenta con elaborar una historia bastante básica con la excusa de transmitir una moraleja familiar extremadamente literal y que lleva implícito un conservadurismo cultural que apunta a legitimar la dominación vertical de los padres sobre sus hijos. Una pérdida de tiempo.
Por Juan Ventura