Como presentación del 16° Festival de Cine Alemán, que se realizará del 15 al 21 de septiembre en las salas de Village Cines Recoleta y Village Cines Caballito, pudimos ver Yo y Kaminki (2015).
La fuerza del ego
Luego de Goodbye Lenin (2003), el nuevo film de Wolfgang Becker tardó 4 años en completarse. Una adaptación de una novela a la pantalla grande, y en la cual convenció nuevamente a Daniel Brühl (como en Goodbye Lenin) para que tome el rol protagónico de su película, varios años después y con una carrera madura en las grandes ligas.
La novela original de Daniel Kehlmann, en la que se basa Yo y Kaminski (Ich und Kaminski), tiene como protagonista a Sebastian Zöllner (Brühl), un crítico de arte obsesionado con la fama y con la trascendencia, que encuentra en Manuel Kaminski (Jesper Christensen) el boleto y la noticia que lo ayude a dar ese salto. Kaminski es un artista clásico del arte moderno, amigo de Picasso, estudió con Matisse y vivió toda la década del sesenta y setenta en la máxima gloria, como un ícono del arte contemporáneo, con su ceguera como particularidad, al pintar en ese estado en el máximo nivel mundial.
Zöllner quiere develar lo que él considera como “la verdad”, que la ceguera del artista no era tal o que por lo menos, no estaba tan desarrollada cuando hizo sus obras más importantes. Así, encuentra un editor dispuesto a financiar su libro y empieza la aventura.
A pesar de ser un personaje que tiene todo para caer en lo cómico: un petulante y soberbio crítico de arte que cree que el éxito es algo predestinado en su vida, las torpes intervenciones del personaje de Daniel Bruhl, y sus desgracias, no resultan tan ocurrentes. El film tampoco intenta ser una comedia, más allá de algunos guiños cómicos. Por eso se queda a mitad de camino en ese aspecto, porque promete algo que en realidad no es.
Narrado en capítulos, como si fuera un libro, “Yo y Kaminski” tiene una gran fotografía y edición que juegan con el arte en varios momentos. Lo mismo ocurre con las locaciones exteriores que terminan brindando una exquisita road movie, en ese sentido.
Esto sucede cuando Sebastian se entromete demasiado y evade a la hija del pintor Miriam Kaminski (Amira Casar) que quería ser el contacto directo con el periodista, para controlar la biografía lo más posible. Todo eso lleva a un suceso de acciones que derivan en un inesperado y enroscado final que muestra que las cosas no son lo que parecían ser.
En definitiva, Yo y Kaminski es una parodia al ego. Se trata de una interesante burla al mundo del periodismo, ese que busca indagar más por el afán de trascendencia, que por la verdad en sí misma. Y no se olvida de hacer una sátira sobre la figura del artista, cuya manifestación es eterna en la obra y en la memoria colectiva, pero no está exento de la fragilidad y las inseguridades, además de la posibilidad de caer en el olvido cuando se corre de las primeras planas. El artista no deja de ser humano y la fama es algo tan convocante como efímero…
Por Germán Morales
YO Y KAMINSKI puede verse en los siguientes días y horarios:
VILLAGE RECOLETA: VIE. 16 – 19:15 HS. | SAB. 17 – 21:30 HS.
VILLAGE CABALLITO: VIE. 16 – 21:30 HS. | LUN. 19 – 17:00 HS.
Más info en: http://www.cinealeman.com.ar