VANGUARDIA Y GÉNERO
Por lo experimental de El ruido son las casas, podríamos decir que no es un film apto para todo público, no por un tema de reestricción de edad, sino porque se trata de ese tipo de producciones muy de BAFICI en las que hay que estar preparados para entregarse y eso es algo a lo que no todos los espectadores están dispuestos.
El ruido son las casas se trata de otro film donde la falta de diálogos es protagonista, pero sin tanta parafernalia visual. Aquí la música es protagonista y los sonidos urbanos y caseros se unen para jugar con el cerebro. El film de Luciana Foglio y Luján Montes muestra la escena noise urbana de Buenos Aires, con intérpretes que se dedican a hacer este tipo de música sin instrumentos.
El sonido por momentos se deja llevar y el espectador, si logra entregarse, se verá hipnotizado con el movimiento de sillas y su estruendoso ruido, el inflar y desinflar un globo o sonidos irreconocibles y coordinados que parecen salir de elementos comunes, no instrumentos.
El gran problema de la película es su duración y su falta de hilo conductor. Esta muy bien la intención inicial, pero a medida que avanza se torna aburrido y sin algo que unifique esa serie de intervenciones, hará perder el interés sobre el propósito general.
Se proyecta junto a Wishing Well, una pieza de 13 minutos de duración.
Wishing Well (Sylvia Schedelbauer, 13′)
Una buena experiencia visual. Sus imágenes entrepuestas, con colores saturados y titilantes – quizás sean no aptos para epilépticos o son fotosensibles, pero quién soy yo para saberlo – nos muestra imágenes constante de la naturaleza en diferentes colores, por momentos lo que es un río parece un incendio y luego vuelve a la calma.
El film empieza con un tono y una música muy calmada y se va intensificando a medida que transcurre, al principio predomina el verde, al medio el rojo y el amarillo furioso, sobre el final vuelve el verde y nos invita a calmarnos nuevamente. La película se muestra como si fuese una reflexión sobre la relación del ser humano con la naturaleza y el final es el deseo de lograr una comunión armoniosa. Todo en un nivel de abstracción enorme y la sensación es que a medida que se vaya viendo varias veces se puedan encontrar nuevas interpretaciones.