Cine Crítica

Análisis de El fondo del mar (2003) de Damián Szifron

Marianela Santillan
Escrito por Marianela Santillan

A propósito del estreno de Relatos Salvajes el próximo jueves 14 de agosto, en Proyector Fantasma aprovechamos la ocasión para revisar los films anteriores de Damián Szifron, hablamos de su ópera prima El fondo del mar (2003) y Tiempo de Valientes (2005). En esta ocasión analizaremos la primera incursión de este célebre director en la gran pantalla.

EL FONDO DEL MAR

Ezequiel (Daniel Handler) es un veinteañero estudiante de arquitectura  en la Universidad de Buenos Aires que si bien ama su carrera, necesita nueva inspiración para renovar la pasión por su profesión. Convive con su novia Ana (Dolores Fonzi), la cual se ve desinteresada por la relación que llevan, pero quien también demuestra falta de interés por todo lo que la rodea. Un día Ezequiel regresa a su hogar y siente algo extraño en éste, una presencia, o algo en el aire que no está bien; además Ana se comporta de forma aún más extraña que  lo habitual.

Los celos y la paranoia de Ezequiel irán aumentando poco a poco mientras el film transcurre, pero ¿se trata realmente de paranoia infundada típica de un neurótico obsesivo, o hay algún hecho real que la está motivando?

Un día Ezequiel descubre que Ana le está mintiendo, en ese momento sus sospechas se centran en Aníbal (Gustavo Garzón), un hombre maduro de unos cuarenta y tantos años, de apariencia seria y segura: el cual luego se presentará como el terapeuta de Ana. Desconociendo la identidad de éste, Ezequiel comienza una persecución por la zona norte de la ciudad de Buenos Aires para averiguar quién es, y sobre todo que relación tiene con su pareja. Los celos, los enojos y confirmaciones hacen que el protagonista pierda los estribos, temática que luego será el eje central de las seis historias que componen Relatos Salvajes.

Sin lugar a dudas, el tema central del film se enfocará en los celos, elemento que el director supo señalar que funcionaba como “disparador” de la trama.

fondo

Películas sobre celos hay por cantidad, obvio. Sin embargo, en la mayoría de ellas, los celos son vistos como pura fantasía; y allí es donde El fondo del mar se destaca. La riqueza de este film reside en que aquí la duda se convierte en certeza y el infierno temido se materializa, ya que la fantasía de engaño se consuma. Este giro aporta a la trama elementos tanto de thriller como de drama (que si bien en Los Simuladores estaban presentes, aquí dichos géneros se exacerban).

LA VIDA ACUÁTICA COMO REFLEJO DEL MUNDO

El suspense también esta presente, ya que además de la obsesión y duda que habita en Ezequiel, no hay un solo personaje de El fondo del mar que no  genere misterio o que no brinde una superficie engañosa. El film navega o se sumerge en aguas oscuras, tan oscuras como variantes, que aumentarán la ansiedad del espectador que observa pasivo.

 Uso el verbo sumergir porque en El fondo del mar, lo náutico, lo líquido, lo marino van  más allá de  las  metáforas. Podemos pensar que en ese  medio Szifron maneja y mueve a sus personajes y a sus historias, y a la vez logra que quien observa recuerde que la trama  y  por que no el cine en su totalidad, no son tan sólidos como uno creería, sino que siempre varían, que se construyen en su mayoría por materia líquida más o menos simbólica, que genera ese cambio, y que refleja aquello que ocurre en la superficie, en el mundo y en las mentes.  

 Oscura y densa, la ópera prima de quien ahora ya se estableció como uno de los directores más importantes de la actualidad  nada y mueve sus aguas entre el drama pasando a la intriga y de allí a la comedia, la farsa, y sobre todo  el thriller de persecución, para hundirse, y asentarse  en aguas insondables. 

 

Por Marianela Santillán

 

Acerca del autor

Marianela Santillan

Marianela Santillan

Lic. en Psicología (UBA) -Psicóloga online-, con formación en Artes Audiovisuales (IUNA). Editora y redactora responsable de la sección CINE en Proyector Fantasma.