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Viernes de OST: «20.000 Besos» (2013) Dir: Sebastián De Caro

20.000 Besos es al menos dos cosas: por un lado, una película dirigida en 2013 por Sebastián De Caro, que parte de la premisa “¿Qué pasa si te enamoras de una tonta?”. Por otro, una canción parte de un disco de 2011 relanzado como banda de sonido de la película en 2013 creado por Cosmo, la última encarnación en banda de Pablo De Caro, compositor musical ex Mataplantas y hermano de Sebastián. Muy interesantes ambas caras de la moneda, entablan una dialéctica muy particular que estalla químicamente cuando vemos la película.

Alegre, contundente, embobada y hermosa; así es la OST de 20.000 besos. Representativa del estado de enamoramiento más profundo y absurdo, es un regodeo respecto de tal elevación sentimental: un “disfrutar el momento” que está muy bien planteado por el contraste que la música establece jugando en plena contradicción, respecto a la crisis neurótica por la que pasa Juan (Walter Cornás), el protagonista de la película.

El soundtrack suena como si fuese una suerte de marcha militar de alguna dimensión retorcida que en vez del paso firme, tiene como premisa  la falta de leyes y el «despatarrarse» al caminar: para adelante y desordenado pero firme y decidido a embobarse, en pleno romanticismo.

Amor es diversión

“¿Dónde están tus pájaros?

Se vuelan porque hoy, dudas de amar.

Vas a ver de pronto y sin razón, que amor es diversión,

dejar de pensar…”

La receta de la película en sí, revuelve los siguientes ingredientes: adolescencia tardía y nostalgia prematura. Crisis neurótica del recién separado que tiene miedo a enamorarse y el hecho de empezar a sentir algo por alguien que contradice todas sus filosofías previas. Además aparece en escena una chica que ilumina y al mismo tiempo resulta intolerable.

La música acompañando con melodías que por momentos enfatizan y amenazan con dar el empujoncito necesario para que el protagonista se tire a la pileta. En  otros momentos, el sonido da puntadas burlonas forjadas en sarcasmo y listas para ironizar respecto a su situación.

Un disco al que podríamos ubicar en la imaginaria batea de “Indie pop” (entre otras cosas porque el indie es el género adonde metemos todas aquellas cosas contemporáneas que no sabemos bien donde van) y bien podría resultar una muy buena banda sonora para salir a pasear en bicicleta, o simplemente para resaltar el hecho de estar enamorado. ¿Quién dice que sólo se pueden construir buenos discos inspirados en el dolor, la ausencia o la melancolía? A veces  se pueden componer desde el amor y desde la felicidad,  prometiendo ejecutar la suma irrisoria embebida en voluptuosidad de 20.000 besos.

Despacio, claro.

Lautaro Olivera: Licenciado en Psicología (UBA). Alexander Payne, Evangelion, Bojack Horseman y superheroes. Colaborador en las secciones CINE y SERIES en Proyector Fantasma.
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