La interpretación libre de una historia permite concesiones que estimulan la imaginación del guionista. Esta condición es clave en el nuevo unitario de Telefé: Historia de un Clan, porque se aprecia la diferencia con El Clan (2015), la película dirigida por Pablo Trapero, en especial en el estilo de narración y para darle protagonismo a cada uno de los personajes.
La alta calidad del unitario es indiscutida, sobre todo, por tratarse de una historia macabra y perversa porque sabe llevar la tensión de las situaciones. El producto tiene una estética cinematográfica muy marcada en su fotografía y en los planos, con la evidente mano de Luis Ortega (Caja Negra, Monobloc, Dromómanos, Lulú), además de una puesta en escena y una escenografía que logra introducirnos en esos años, muy bien lograda desde los pequeños detalles, como en ciertas referencias que parecen obligadas.
Pero el punto más alto de esta ficción está puesto en los diálogos y la actuación de Alejandro Awada. Sus miradas y el tono de voz que el actor logró trabajar agrandan al personaje de Arquímedes Puccio en todos los aspectos, además, le imprime una particularidad única al renombrado caso. De la misma forma, los diálogos en los cuales Arquímedes participa hacen un juego especial con la perversa época, esas líneas condensan y manipulan todo el discurso de la década del 70 a su favor, así como el personaje original manipuló el terror de la dictadura y los secuestros para su interés personal.
Mientras que la película de Trapero tiene el foco puesto en la figura de Alejandro Puccio y la relación con su padre, aquí los demás personajes adquieren otro tipo de importancia. Supongo que el relato está pensado para que vayan creciendo los demás o para que se profundice la importancia del personaje de Alejandro (Chino Darín), pero eso se irá viendo. En principio, parece que en ambos relatos se juega de forma interesante con su papel, porque en cierta forma era la figura más expuesta. El hecho de ser un rugbier conocido llevó a la conmoción mediática de esos años y a ese caso a la posteridad, por arruinar una vida que a simple vista parecía estar destinada al éxito.
Pero hay un rasgo muy particular que genera que se remarque la interpretación libre en Historia de un Clan, más allá de la ausencia de uno de los hijos menores. Ese detalle especial está puesto en la sexualidad, las escenas “subidas de tono” y los diálogos fuertes.
Una vez, hablando con una persona nacida en Ecuador y tocando el tema del cine o las producciones argentinas me comentó que su principal barrera con nuestro cine era la frecuente utilización de malas palabras y la sobre exageración en su uso. Creo que esto aplica en el tema de las referencias y la denuncia que el chocolate Baley está empezando a tramitar. ¿Era necesario ese dialogo?
Lo mismo aplica a ciertas escenas de sexo, que por momentos parecen agregadas para vender, como sucede en las famosas series de HBO. No es una crítica a su utilización, sino a la exageración.
La hija menor es la más sexuada, sugiere y provoca inocentemente en casi todas sus escenas. En cambio la mayor parece tener un despertar espiritual que en la película no se muestra así. Es una lectura interesante de parte de la serie, porque contrapone dos lecturas de vida en una familia turbia, como el cielo y el infierno que mira desde adentro, esto sobre todo se hace notorio en la excelente escena del baile al ritmo de “La grasa de las capitales” al final del segundo capítulo, en la cual todos los personajes terminan con caretas de figuras públicas. Una especie de síntoma de la época, una consecuencia, mostrando a los Puccio como un residuo que dejó la dictadura, mezclado con “viveza criolla”.
La serie se permitió cambiar y deformar en grandes partes la historia original -al menos lo que se conoce gracias a investigaciones periodísticas y a los hechos que se revelaron a partir de las causas judiciales-. Ese es a mi criterio es el punto más alto, porque le brindó otro tipo de dramatización al caso que enaltece a Historia de un Clan como producto, sobre todo a Arquímedes, que parece un psicópata distinto al que pareció haber sido realmente. Por eso al ver la serie se me viene a la cabeza esto:
Sin estar enterado de la personalidad de los Puccio, mi impresión es que la diferencia entre lo que realmente sucedió y cómo eran los personajes con la serie es la misma que existe entre lo que pasó en el auto de Homero Simpson y la película de “Retrato de un pervertido”, salvando la distancia con el detalle de la inocencia de Homero. Eso me parece genial, porque no hay que hacer culto de rigurosidad con la historia “original” en una dramatización.
Habrá que ver cómo sigue la serie, el caso tiene todo para armar un gran unitario. Por ahora, viene bien…
Por Germán Morales
Historia de un Clan puede verse todos los miércoles a las 23 hs. por Telefe, Luego se podrá revivir cada episodio los jueves a las 23 hs. por TNT y TNT GO. Además desde la web oficial de Telefé se puede ver el último episodio televisado, y además, desde la web de Contenidos Digitales Abiertos, se pueden ver todos los capítulos online, a medida que se van estrenando.