Las sensaciones con Fargo son muy extrañas. Vayamos desde el principio, y para despejar las dudas de los que aún no estaban enterados, FX desde abril de este año estrenó una serie basada en la película de los hermanos Coen del mismo nombre, creada y escrita por Noah Hawley. Las similitudes entre la serie y la película son absolutamente superficiales, la caracterización similar entre los personajes de Jerry Lundergaard y de Lester Nygaard se va corriendo del eje a medida que avanzan los hechos en el primer capítulo. Ni siquiera es una interpretación libre, toma ciertos tópicos, cualidades, temáticas y características para deformarlos en una historia que empieza siendo macabra y no baja en ningún momento. El envase es el mismo, el contenido cambia totalmente. Por eso no vamos a detenernos en las comparaciones, sin antes mencionar los numerosos homenajes a la película que se encuentran a lo largo de la serie.
Yo no fui, me forzaron, ¿me forzaron?
Lester Nygaard (Martin Freeman) es un tipo que aparentemente parece buena persona, con una vida un poco atormentada por los constantes fracasos. Su esposa no lo apoya para salir adelante, sino por el contrario, lo denigra constantemente en el poco tiempo que se la puede ver en pantalla, lo compara con su exitoso hermano que asciende en su carrera profesional y lo trata como un perdedor. Un amor de persona, la mujer. En ese primer capítulo, Lester se cruza con Sam Hess, un viejo compañero de la secundaria que mantiene la costumbre de maltratarlo cada vez que lo ve, esta vez junto a sus 2 hijos que lo acompañan verbalmente en el abuso. Luego de la golpiza, Lester concurre al hospital y le comenta superficialmente la historia de su vida y lo ocurrido a Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), un asesino a sueldo y psicopata que será personaje central en los hechos de la serie. Lorne le pregunta a Lester si desea que mate a Sam para solucionar los problemas, éste no contesta ni si, ni no, pero al contestarle que sí a la enfermera, es suficiente para que Lorne cumpla con su propuesta.
Ahí es donde empezamos. Ese es el detonante para que una serie de asesinatos y hechos macabros vayan sucediendo en el pequeño pueblo de Bemidji, en Minnesota. Entre los demás protagonistas importantes debemos mencionar a la policía Molly Solverson (Allison Tolman), la única integrante de la fuerza policial interesada en investigar lo sucedido, su jefe Bill Oswalt (Bob Odenkirk) pone obstaculos en todo momento para excluir de mayores problemas al pobre Lester que ya ha sufrido demasiado (en su vida). Pero no está sola, un oficial de control animal de Duluth, un timorato y cauteloso Gus Grimly (Colin Hanks), es la única ayuda que obtiene para resolver el caso.
La eterna lucha y el mismo cuento de siempre
Hay otros personajes que arriban y forman parte de historias secundarias de relleno, como Stavros Milos (Oliver Platt) o los 2 sicarios (Mr. Numbers -Adam Golberg- y Mr. Wrench – Russell Harvard) que van a investigar la muerte de Sam Hess, debido a los convenientes vínculos del camionero con el sindicato de Fargo y la sed de venganza del mismo. Historias que en algún caso tienen que ver y avanzan con la trama, como es la de los sicarios, pero la de Stavros Milos, por ejemplo, parece de relleno y sin conexión con el corazón principal de la serie. A pesar de parecer escenas forzadas para mantener a Malvo en pantalla todos los capítulos, esas pequeñas historias tienen otra finalidad, y es mostrarnos la capacidad, la maldad y, sobre todo, dar esa sensación de que Lorne Malvo está 3 pasos adelantados del resto. La gran actuación de Billy Bob Thornton le da ese toque perfecto para hacer de Malvo un tipo odiable e imposible de dejar de admirar en cierto punto. Se lo puede comparar con algún personaje visto en el mundo Coen, sí, pero este tiene una particularidad que lo pone por encima del resto, es el goce de niño que se ve entre su perversa sonrisa con una mirada que lo dice todo. La maldad es como una prueba que él pone hacia los demás, y se desenvuelve con un metodismo envidiable.
Más allá de esto, así como está Malvo, la que compensa y le da el toque esperanzador a todo esto, es el empeño de la policía Molly por resolver el caso como corresponde. Su condición de policía novata, sin embargo, la pone en desventaja, pero su capacidad de a poco se impone sobre los problemas. Así como Malvo representa el mal, ella es lo contrario, el empeño, el trabajo, la justicia y todos los valores positivos condensados, además de una personalidad adorable. Más adelante, quizás en otro artículo, me explaye más sobre esto, pero la cuestión del bien y el mal es lo que rodea el mensaje de fondo de Fargo. Ambos protagonistas son opuestos, en ninguno de los dos se pretende plantear el duelo o la duda acerca de sus acciones. Ambos están completamente convencidos de lo que hacen y en definitiva, la serie enfrenta ese duelo maniqueo explotándolo hasta el fin.
Si hablamos del bien y el mal, obviamente no podemos dejar de pasar de lado la “tentación”. Aquel que representa eso es Lester Nygaard. La evolución de las acciones y el crecimiento está muy bien interpretado por Martin Freeman, lo hacen discípulo indirecto de Lorne Malvo, cuando a mediados de la serie vemos como empieza a elucubrar pensamientos de la misma forma que su “maestro”. Una evolución parecida a la Walter White pero en 8 episodios. Lester y Malvo tienen contacto en pocas ocasiones, pero las suficientes como para que éste plante su semilla y lo abra hacia el nuevo mundo. El contacto inicial entre ambos es clave para entender las dudas que empiezan a surgir en Lester, y como se va desarrollando la nueva personalidad es parte para entender ese concepto que hablamos anteriormente. Lester quiere escapar de los problemas, y la exigencia lo pone al límite para ir hacia donde quiere Malvo. Una vida con libertad depende de ello.
Todo ese juego límite es lo que no me cierra de Fargo. Escuchamos muchas veces la historia del bien y el mal, prefiero quedarme con aquellas que no son tan puristas respecto a las posiciones. Es decir, el bien o el mal no se encuentran condensados en un lugar o persona. No se puede encontrar pureza en los elementos, y mucho menos en las personas. Sin embargo, no podemos negar que en Fargo esta dualidad se representa de forma interesante, y que los hechos se desarrollan con vuelcos y giros que sorprenden y nos enganchan con lo que sucede.
Mucho más detrás de la apariencia
Entre el drama y la intriga, también hay toques de ese humor típico de los Coen que son la delicia de la serie, se da en muy pocas proporciones, pero aquellos pequeños momentos están llenos de encanto. Así se justifica la torpeza inexplicable de varios personajes, y también acentúa las virtudes y la maldad de Malvo. Las actuaciones principales, como destacamos anteriormente, son brillantes en algunos casos. Los roles y las características de los protagonistas están muy marcadas desde el principio y lo único que hacen es acentuarse más y más. Sin dudas el punto más fuerte de la serie es la actuación de Billy Bob Thornton y su personaje que está a la altura de los grandes villanos de la ficción televisiva.
SPOILERS. Otra de las críticas que podemos hacerle a Fargo es que su argumento crece y crece, pero con un límite, el capítulo 8. Hasta ahí hay escenas y planos muy buenos, como la persecusión en medio de la nevada (en realidad casi todos los hechos de ese episodio), o cuando Malvo se enfrenta directamente con aquellos que lo mandaron a matar, éstos llegan a ser pico más alto de la serie. Luego se frena para concentrarse en el dramatismo de los últimos episodios, que quedan opacados por los hechos ya resueltos anteriormente. El final, a pesar de esperar cierta previsibilidad, tiene un clima melancólico, un dejo de disconformidad para todos los protagonistas que no están conformes no en la resolución, sino en la forma que se desarrollan de las acciones, por dar un ejemplo en Molly, cuando debe enterarse fuera de la escena de lo que sucede por su avanzado embarazo.
Más allá de nuestras críticas y objeciones, el espectador disfrutará mucho Fargo, uno de los mejores debuts del año. No al nivel de True Detective, pero suficiente para engancharlo con la evolución de un argumento que atrapa desde el principio. Habrá que ver como se la rebuscan para hacer una segunda temporada, el final es contundente y seguramente cambiarán los personajes y el ambiente si es que deciden hacerlo. La realidad es que no debería continuar, pero…