Llegó el capítulo final de la cuarta temporada, un poco más largo que lo habitual, algo que es justo si tenemos en cuenta la espera que nos toca atravesar de aquí a marzo de 2015. Se trata de un final que brindó mucha actividad en lo concreto y lo estratégico. Se movieron muchas fichas y varios personajes que parecían perdidos, se encontraron con una nueva oportunidad. Pero el saldo nunca puede ser positivo para todos, si alguien gana, hay otro que pierde, y en Game of Thrones perder significa morir. Aunque también haya derrotas pequeñas.
La tela para cortar es mucha si pensamos en la próxima temporada, sobre todo haciendo la comparación con el final anterior, los ganadores de allí (los Lannister) fueron los más perjudicados en estos 10 capítulos. No sólo en bajas, sino a nivel estratégico. Cuidado con los Spoilers (no nos podemos contener (?)).
Persevera y obtendrás nuevos aliados
El capítulo anterior demostró como las cosas se complicaron en el muro. El ejercito de Mance Rayder hizo una prueba de poder y su ataque generó muchas bajas entre los pocos que eran parte de la Guardia de la Noche. Jon Snow fue a negociar directamente con el líder de los salvajes y la sorpresa fue contundente. El pacto propuesto por Mance quedo en un segundo plano con la entrada de un personaje perseverante de poder. A pesar de no contar con hombres suficientes, Stannis busca por todos lados un golpe de fortuna que lo ayude a recuperar la fuerza perdida para atacar con efectividad King’s Landing. Habrá que ver como negocia finalmente con Mance Rayder, que al hablar con Jon Snow nos demostró haber actuado por una “inocente” intención de escapar del invierno. Si hay algo para lo cual Game of Thrones nos entrenó es que nunca se puede confiar de aquello que expresan los personajes en primer termino. Por eso la relación entre Ygritte y Jon fue fuerte en la serie, porque expreso más amor en gestos que en lo concreto, sobre todo en ese emotivo funeral que el bastardo Stark le brindó.
Un poco mas arriba al norte, Bran llega a su objetivo en una escena muy dramática. La muerte de Jojen dejo un sabor menos agrio al saber que el chico sabía su destino, pero no significa que haya sido feliz. La historia aquí toma su faceta más fantasiosa, cuando el “cuervo de los 3 ojos” le dice a Bran que no caminará pero que sí volará, nos deja la incógnita más fuerte de este final, haciéndonos cuestionar sobre el futuro de este personaje en la serie. El poder y la guerra siempre fue el condimento principal de la serie, pero otros factores como los dragones, Bran y los caminantes blancos supieron potenciar el estilo de ficción medieval que tiene. Ahora se le agregan a los “niños” y no puede llenarnos de más interrogantes.
Todo continúa aún sin lo fundamental. El personaje que más ganó y perdió al mismo tiempo fue Cersei. Cuando finalmente logró doblegar a su padre y evitar su casamiento con Loras, para mantener la incestuosa relación con su hermano Jaime, no sólo pierde a la Montaña Clegane, sino que Tyrion escapa con vida de su celda, gracias a la complicidad de Jaime y Varys. Eso no es todo, el prófugo toma revancha por todo el sufrimiento del juicio (y de toda una vida), para darse un gran regalo en el día del padre. Gran escena y actuación de Peter Linkage, una fuerte demostración de carácter para su personaje.
Los Lannister deberían ser un ejemplo paradigmático de familia disfuncional. A pesar del aparente festejo inicial de los herederos, la familia pierde a su principal estratega, guía y el luchador más inteligente, a partir de ahora, sus hijos deberán demostrar si están a la altura de las circunstancias y si el sueño de Cersei de tener a su hijo en el trono con Jaime a su lado, finalmente da los frutos que ella espera.
Aprender es un camino extraño
Si continuamos hablando de ganar y perder, el breve encuentro entre Brienne y Arya fue fantástico en ese sentido. A veces se aprende mucho más con un pequeño encuentro que con horas de ejercicio. Brienne Tarth le dejo una gran lección a Arya al luchar de igual a igual con el Perro, y la sangre fría de la pequeña Stark en el cara a cara final con su captor, demuestra que la niña continúa creciendo a la fuerza, pero a diferencia de su hermana Sansa, lleva todo con la altura y la dureza que la serie requiere. La pelea fue dramática, pero la edición a mi gusto no la hizo entretenida, más allá que se trata de un tema de estilo, mareó un poco con la rapidez de los cambios de planos.
Una lástima por el Perro Clegane, uno de los personajes más ricos de la serie, su sentido de la dignidad y el honor era muy extraño, pero le daba un matiz especial a los hechos que ejecutaba. La relación que logró con Arya fue en el mismo sentido, las contradicciones entre ambos generó lo más fuerte y entretenido de esta temporada.
Síndrome del nido vacío
Para el final, dejamos la situación con la cual debe luchar “Khalessi” Targaryen hacia el futuro. La ironía del destino la llevó a ponerle cadenas a sus amados dragones por la desaparición de Drogon. Aquella que ama romper cadenas sin medir la vara de la situación social con la que se encuentra y que aplasta de un plumazo todas las injusticias que enfrenta debe encadenar lo más querido para ella.
Si hay algo que debe entender cualquier persona, es que la historia o las sociedades no se pueden juzgar o comparar respecto a los valores personales. Las costumbres y las relaciones se dan de acuerdo al tiempo y el lugar, cuando alguien genera una ruptura de esas reglas, muchos quedan a la deriva. Eso es lo que los hechos le hicieron entender a Daenerys en este episodio, que llevó los valores de su reino original a los reinos de más allá del mar, y ahora lo está pagando. Eligió arreglar lo que desordenó en lugar de volver a su tierra, decidió reinar donde conquistó. Ese fue el gran dolor de cabeza y el gran desafío para la próxima temporada.
En definitiva fue un gran cierre. La sorpresa se convierte en lo más común de Game of Thrones, aunque nunca deje de impactar. Siguen las muertes de personajes importantes y se abren nuevos caminos para otros, como por ejemplo Arya, que utilizó la moneda Valar Morghulis que la llevará en un largo viaje hacia Braavos. Como el que nosotros debemos emprender de aquí a marzo del año que viene. Ahora, abstinencia.