X

Domingos RETRO : El mercader de la muerte (1973) Dir. Douglas Hickox

Pasión, locura y muerte

Durante la última edición del BAFICI y dentro de la sección Britannia Lado B: Shakespeare Vive (que se sumó a los homenajes por el 400 aniversario de fallecimiento de William Shakespeare)  pudimos ver en pantalla grande Theatre of Blood (1973), de Douglas Hickox.

El mercader de la muerte, tal su traducción latina, nos presenta inicialmente a un grupo de críticos de teatro, entre los que se encuentra George Maxwell (Michael Hordern), quien a partir de una serie de situaciones extrañas, acude a un edificio abandonado en el que es asesinado por un grupo de vagabundos. Sin embargo, instantes antes de morir, Maxwell logra visualizar a Edward Lionheart (encarnado por el magistral Vincent Price), un actor de teatro que él consideraba muerto.

A partir de este asesinato se desencadena una serie de matanzas a otros críticos de teatro, pero todas y cada una de ellas tendrán un elemento en común: los críticos elegidos tuvieron una relación con Lionheart, ya que todos hicieron reseñas y artículos negativos en cuanto al desempeño actoral de éste, en parte por su infundada histrionidad y en parte por su radical elección de interpretar únicamente obras escritas por Shakespeare. Cabe mencionarse además que las formas de venganza y planificación de los crímenes no son azarozas, sino que hacen referencia directa a obras del dramaturgo inglés (pasando por Otelo, The Merchant of Venice, King Lear, Romeo and Juliet, hasta otras menos conocidas como Troylus and Creffeid). Lionheart no logra todos estos actos de venganza en solitario, sino que es secundado por su hija, Edwina -la fantástica Diana Rigg, nuestra amada y recordadísima Emma Peel en la serie británica The Avengers (1965-1967).


Sin embargo, el maléfico y trágico plan del actor encuentra en Peregrine Devlin (Ian Hendry), uno de los últimos críticos sobrevivientes, y en un inspector local, a sus mayores obstáculos. Davlin revela el motivo que generó el odio de Lionheart hacia el círculo de críticos, al proponerlo como el único responsable de las muertes, aunque tal intérprete figure en el imaginario local como muerto, más allá de nunca haberse encontrado su cadáver.

De esta forma, El mercader de la muerte no se centra sólo en la venganza, ni en la ira desmedida de un actor, sino que se trata de la pasión y del olvido. El personaje que encarna Vincent Price, pasa a ser el último resto de pasión en el ámbito teatral londinense, y eso es tomado como un cuasi crimen, como una exageración, y asi surge el rechazo hacia él, quien ante la amenaza de olvido, y de expulsión de las tablas, se despacha con un impresionante monólogo antes de su desaparición previa a la venganza. Mención aparte a la bella Diana Rigg, quien previamente a ser conocida por interpretar a Emma Peel, formó parte de varias compañías teatrales especializadas en SHAKESPEARE, y dicha influencia se eviencia en la gran pantalla. 

Hete aquí otro rasgo esencial y distintivo del film: su teatralidad, y la habilidad sinigual de Price para recitar los parlamentos más emocionantes, desgarradores y en parte, desopilantes y bizarrísimos, generando en el espectador un sinfín de emociones. 

El mercader de la muerte resulta una verdadera rareza del cine inglés, que mientras utiliza variados elementos de la parodia y el grotesco, se permite reflexionar sobre el oficio de crítica, y el estado de la crítica, generando como resultado un film maravillosamente bizarro y fascinante.

 

 

Por Marianela Santillán

Marianela Santillan: Lic. en Psicología (UBA) -Psicóloga online-, con formación en Artes Audiovisuales (IUNA). Editora y redactora responsable de la sección CINE en Proyector Fantasma.
Posteos relacionados