AVISO: El siguiente texto contiene SPOILERS!!
Se acabó lo que se daba. La democracia parlamentaria llegó a Westeros y por fin podemos poner a descansar a nuestros atribulados y queridos personajes (muy castigados en las últimas temporadas). El corto reinado de Daenerys Darth Targaryen terminó antes de empezar y el lisiado rosquero se quedó finalmente con el trono republicano representativo y federal de los ex-siete reinos (ahora son seis). The Kingslayer Snow volvió al muro y por fin abrazó a Ghost, dándole al fandom toda la catarsis que venía necesitando para seguir bancando a la serie por 10 años más. Repasemos todo lo que nos dejó el epílogo de una saga que sin dudas quedará en nuestra memoria por mucho tiempo.
Si hay algo en lo que todos podemos coincidir respecto de este último episodio de Game of Thrones es que pasó de todo. En tan sólo 80 minutos vimos el ascenso y caída de una monarca, el enjuiciamiento relámpago de su asesino, la consagración de un nuevo Rey y el cierre de múltiples líneas narrativas y arcos argumentales. Todo a los palos. En este sentido, el epílogo adoleció los mismos problemas que la temporada en general, a saber: apresuramiento en el cierre de los conflictos, falta de desarrollo dramático y tiempo para que la trama respire. En otras palabras, no es que el lugar al que llegaron los personajes haya estado mal; el problema es que en el medio nos faltaron las evidencias, las pistas, los argumentos y las motivaciones para sustentar la verosimilitud de la historia.
Aún así -emparchada y a los tumbos- queda la sensación de cierta reivindicación austera para algunos de los personajes de la serie (principalmente los Stark). Lograr esa reivindicación no era sencillo, sobre todo luego del sin sentido del episodio anterior y la debacle “porque si” del arco narrativo de una de sus protagonistas excluyentes. Quedará en cada uno/a saber si esto alcanza para quedar satisfechos con el resultado final, pero al menos creo que podemos coincidir en que el desenlace del capítulo no fue tan polémico como el de su precedente.
Ahora sí, analicemos lo que nos dejó “The Iron Throne”:
La Reina de las Cenizas
Como era de esperarse, el reinado de Darth Dany duró menos que la Presidencia de Federico Pinedo. Enceguecida por su sed de venganza y el convencimiento de que su destino era “liberar” a todos los pueblos de Westeros y Essos, finalmente la Rompedora de Cadenas se convirtió en aquello que había jurado destruir. La ironía trágica de su arco narrativo quedó condensada en la escena de su muerte: asesinada por el hombre que amaba y traicionada por Tyrion, su consejero más leal.
Nota: El personaje de Daenerys es el que más sufrió las falencias del guión de DyD. Luego de construirla durante más de siete temporadas como una oprimida revolucionaria (elegida por su pueblo y no por su derecho de herencia), los guionistas decidieron caer en su peor vicio: subvertir las expectativas para generar shock pero sin haber plantado las evidencias narrativas que justificaran ese cambio. Así, su descenso a la locura resultó abrupto, forzado y con un mensaje político subliminal bastante repudiable.
Buenas conversaciones entre Jon y Tyrion (qué pedazo de actor es Peter Dinklage) y entre Dany y Jon antecedieron el momento del ajusticiamiento real. El horror de la masacre de King’s Landing y un par de referencias a la primera temporada (“El amor es la muerte del deber”, by Maester Aemon, y “¿Qué hay de tu hija? ¿Es ella algo preciado para ti?”, by Lord Varys) alcanzaron para convencer a Jonegon Targastark de sacrificar su honor en pos del bienestar del reino. Y por más que termina siendo un poco abrupto no importa demasiado, porque todo nos remite indirectamente a Azor Ahai, su amada Nissa Nissa y la mar en coche.
Quedan como anécdotas la puesta “Starwarsiana” del discurso inaugural de Dany como Reina de los Siete Reinos (alguien ya debería estar haciendo un mashup de la escena con la Marcha Imperial de fondo) y la increíble capacidad reproductiva de Inmaculados y Dothrakis (en cada episodio parece que son más). Ni que hablar de la inteligencia Nietzscheana de Drogon, que en vez de incinerar al asesino de su “Madre” (como haría cualquier hijo de vecino-dragón) decide derretir el símbolo de la monarquía y la opresión feudal para dejarnos un agudo mensaje sobre las consecuencias de la ambición desmedida y los peligros de que el poder resida en un sistema personalista que otorga facultades extraordinarias a un individuo legitimado por designios divinos (después de eso tira el mic y se despide con un “Drogón, out”, y se lleva a la fiambrerys hacia rutas desconocidas).
El Concilio de Elrond
Luego de un blackout temporal en el que los guionistas “medio que se olvidaron que los Inmaculados deberían haber ejecutado a Jon por matar a su reina”, se celebra un gran Concilio en el Pozo Dragón con los grandes Señores y Señoras de Westeros para decidir el futuro del reino.
Como resultado de esta reunión, el Norte se independiza, Bran “El Roto” Stark es nombrado Rey de los (ahora) Seis Reinos, Tyrion es designado Mano del Rey (pese a que ya demostró largamente su incompetencia para el cargo) y Jon es enviado al muro. Además, se decide que de ahora en adelante todos los reyes serán elegidos por los Lores y Ladies de Westeros, consagrando una suerte de democracia parlamentaria, aristocrática, representativa y federal.
Nota: El apodo “El Roto” es una clara referencia al Rey Aegon III Targaryen, hijo de Rhaenyra y Daemon Targaryen, y recordado con el mismo alias. Este Aegon gobernó los Siete Reinos en el período inmediatamente posterior a «La Danza de los Dragones» (un conflicto bélico entre Targaryens que hizo sangrar al reino durante años y tuvo como consecuencia la muerte de casi todos los dragones). En este sentido, la comparación con aquel gobernante resulta pertinente, ya que Bran también guiará los destinos de un reino quebrado e intentará recomponerlo poco a poco.
En noticias menos relevantes, Sam propone una democracia y se le cagan de risa en la cara, Edmure Tully (todavía no sabemos donde estaba encerrado) es ridiculizado y desautorizado por su sobrina pese a que nunca se hablaron en su vida y a Toro Cornudo (Grey Worm) le ofrecen Highgarden pero dice que no (se van a la isla de Naath). En noticias aún menos relevantes, no queda claro por qué Dorne y Las Islas de Hierro -dos reinos históricamente independentistas- no reclaman su autonomía al igual que el Norte, sobre todo teniendo en cuenta que su lealtad estaba con Daenerys y no con los Stark. Sin ir más lejos, Yara Greyjoy reclama el Trono de Piedra y Sal a Daenerys cuando sellan su alianza (y ésta accede), por lo que no hay razón para que no lo hiciera de nuevo en este concilio.
Consejeros Ilustres
Nuestros peores miedos se hicieron realidad al conocer la conformación del nuevo pequeño concilio del Rey. La mayoría están bien, pero hay uno que generó la reacción más WTF de todo el episodio. Repasemos sus nombres:
- Mano del Rey: Tyrion. Podría ser peor, el tipo es un incompetente en el cargo, pero al menos tiene la experiencia de haber sido mano de dos reyes distintos. Conoce el paño.
- Consejero Naval: Ser Davos.Gran valor. Mano del Rey de Stannis, fiel consejero de Jon y portador de una gran sabiduría popular.
- Lord Commander de la Guardia Real: Ser Brienne de Tarth. Experimentada guerrera, leal hasta la médula. El personaje más idóneo para el cargo.
- Grand Maester: Samwell Tarly. El único Maester en la historia de poniente con esposa e hijos, motivo por el cual algunos ya lo empezaron a llamar el “Garche-Maester Sam”. Pese a este detalle, premio al mérito para un personaje que se la pasó estudiando durante toda la serie.
- Consejero de la Moneda y Señor de Highgarden: Ser Bronn de las Aguas Negras…No hay remate. No sólo convirtieron a un mercenario sin moral en uno de los Señores más poderosos de todo Westeros, sino que también lo nombraron el tipo que maneja toda la caja de los 6 reinos. Es como si en la realidad nombráramos a Ricky Fort como Presidente del Banco Central. Ya lo escucho a Carlos Melconian advirtiendo: “Ojo porque en King’s Landing se puede ir todo a la mierda”. Fija que en seis meses le están pidiendo nuevos préstamos al Banco de Hierro. Pordió…
The Pack Survives
Epílogo 100% Stark. El montaje final es una especie de oda a tres de los personajes más importantes de toda la saga. Y está bien que termine con ellos.
–Jon Snow siguió el camino de Ned, sacrificó su honor en pos del bienestar del Reino y terminó en la Guardia de la Noche, lugar al que siempre perteneció. El abrazo final con Ghost y la convivencia pacífica con los Wildlings representa un poco la síntesis de su identidad: mitad cuervo, mitad Wildling y mitad Stark. Cierre digno para un personaje con un arco bastante manitado después de que los showrunners decidieran que Arya asesinara al Night King en beneficio del fanservice y la subversión de expectativas.
–Lady Sonsa terminó como Reina del Norte, completando un recorrido merecido para un personaje que empezó siendo un pajarito inocente y luego creció hasta convertirse en una mujer experta en el Juego de Tronos. Tuvo varios baches y decisiones inexplicables entre las temporadas 5, 6 y 7, pero en definitiva tuvo un cierre razonable.
-Marcada por todas sus tragedias personales, Arya Stark se fue de Westeros cual Frodo Bolsón para nunca volver. Su final restituye un poco de coherencia para el personaje más marvelizado de la serie. Arya optó por la única salida posible ante la imposibilidad de volver a ser la misma: buscar nuevos horizontes. Se habrá ido a Valinor o a descubrir América. No se sabe, como tampoco se sabía en su momento quién era el Lord de Storm’s End o qué onda con el caballo blanco. Se ve que fue una lisergia del momento (como mucho de lo que vimos en las últimas temporadas).
And now our watch has ended! (y ahora nuestra guardia terminó)
Por Juan Ventura