El tercer capítulo de la octava temporada de Game of Thrones nos dejó a todos vibrando como si Argentina hubiese ganado el mundial de Rusia 2018. Arya Stark se consagró como la Maradona de Winterfell. Jon Snow y Daenerys Targaryen caminaron la cancha.
AVISO: El siguiente texto contiene SPOILERS!!
Ni Daenerys, ni Jon, ni Jaime, Ni Brienne, ni Bran, ni Tormund. La heroína de la Batalla de Winterfell fue ni más ni menos que Arya Stark. En un partido chivo, la hija menor de Ned Stark se puso el equipo al hombro y en tiempo de descuento despachó al Night King con un derechazo cruzado de acero Valyrio que entró pidiendo permiso entre las ranuras de su armadura. Gol, gloria y leyenda para la oriunda de Winterfell, que hizo inferiores en King’s Landing con la tutela de “El Loco” Syrio Forel Bielsa y después pasó a Europa para jugar en el siempre difícil gremio de los Hombres sin Rostro de la Ciudad Libre de Braavos.
La historia comenzó muy cuesta arriba para el equipo de los vivos. La idea de salir a jugar el partido de igual a igual en las afueras de Winterfell en vez de guarecer todas las tropas tras las murallas fue un grave error estratégico por parte del cuerpo técnico encabezado por Jon Sampaoli Snow, Daenerys Scaloni Targaryen, Bran Beccacece Stark y Tyrion Samuel Lannister. Bajo este esquema ofensivo, los Dothraki (¡y Ghost!) fueron los primeros en pagar los platos rotos frente a un enemigo superior en número, magia y resistencia. Ni siquiera la aparición sorpresiva de Melissandre encendiendo los Arakhs de los Señores de los Caballos sirvió para equiparar las acciones.
Lo que siguió fue la debacle. El team Inmaculados, Caballeros del Valle, Guardia de la Noche, Wildlings y Norteños se vio rápidamente superado por los White Walkers, que aprovecharon las falencias defensivas de su adversario e hicieron mella atacando tanto por los costados como por la zona central del campo. Los arrestos individuales de Brienne, Jaime, Podrick, Gendry, Jorah, Tormund, Beric, The Hound y Sam (¿Qué hacía Sam jugando de 9?) demostraron ser heroicos pero insuficientes. Dolorous Edd, el Lord Commander de la Night Watch, fue la primera víctima de fuste que se cargaron los Otros, mientras Drogon y Rhaegal sobrevolaban el campo de batalla intentando contener los ataques enemigos.
Es cierto, las condiciones climáticas y el campo de juego tampoco ayudaron. La visibilidad estaba muy reducida debido a la poderosa magia del Night King y a eso se le sumó un pixelamiento abrumador de la pantalla que atentó contra el disfrute de los espectadores en todo el mundo. Ni siquiera modificando los parámetros de brillo y contraste del televisor se podía mejorar la situación, por lo que la angustia y la confusión por saber qué cuernos estaba pasando en la batalla se vieron potenciados a lo largo y ancho del capítulo.
El final del primer tiempo llegó con el incendio de las trincheras en las afueras de Winterfell, lo cual le dio un respiro a los hostigados defensores. En el último segundo, sin embargo, se pasaron momentos de zozobra, sobre todo cuando el encendedor del Señor de la Luz de Melissandre empezó a fallar en el instante más inoportuno. Por suerte, al final la chispa sagrada llegó y nos fuimos al descanso vivitos y coleando, aunque con varios goles abajo.
Mientras tanto, en las criptas de Winterfell, Tyrion y Sansa aprovecharon el entretiempo para recordar sus buenas épocas de casados, pero la aguafiestas de Missandei cortó con la dulzura del momento al interceder con algún que otro comentario corta mambo. Problemas en el vestuario local…
El segundo tiempo siguió con la misma tónica que el primero. El Night King se mostró por primera vez a lomos de Zombieserion y ordenó a sus dirigidos que presionaran sobre las trincheras, que no ofrecieron resistencia. Después de eso, la defensa de Winterfell soportó hasta donde pudo, pero pronto se vio desbordada. Lyanna Mormont cayó en combate pero se llevó a un gigante zombie con ella. Beric Dondarrion se puso el overol y defendió a capa y espada la vida de Arya, dando la suya a cambio.
El partido se empezó a jugar en los aires y una luz de esperanza apareció cuando Dany y Jon lograron derribar al Night King, aunque como dice Varys, “Nada Perdura”. El líder de los White Walkers demostró ser invulnerable al fuego de dragón y posteriormente metió varios cambios en su equipo y levantó a todos los muertos de la batalla para que continúen con la gresca de su lado. Se alzaron hasta los muertos de la cripta, asi que la cosa se puso peluda para Tyrion, Sansa y compañía.
Las siguientes víctimas de los vivos fueron Jorah y Theon, que jugaron de 2 y de 6 y custodiaron con huevo, tripa y corazón a Daenerys y a Bran. Partidazo de ambos.
Todo parecía perdido, pero en el quinto minuto de descuento llegó el momento de hacer estallar las gargantas. El Night King estaba a punto de liquidar el partido matando a Bran y borrando la memoria de la humanidad, pero de la nada apareció Arya gambeteando White Walkers con la habilidad de Messi y la velocidad de Cristiano Ronaldo. Cual barrilete cósmico dio un salto digno de olimpíada, agarró al Night King por la espalda, metió un regate de daga pasándosela de mano a mano y la incrustó en las tripas de su enemigo haciéndolo estallar a él y a todo su séquito de muertos vivientes. Victoria, alivio y coronación para los Stark. ¿De qué planeta viniste, Arya?
A festejar hoy y ya a partir de mañana empezar a pensar en el partido del próximo domingo frente a Cersei y compañía.
Por Juan Ventura