De amor y dinero (2014)
Título Original: The Two Faces Of January Intérpretes: Viggo Mortensen, Kirsten Dunst, Oscar Isaac. Dirección: Hossein Amini. Origen: Estados Unidos. Duración: 96 Minutos Distribuidora: Energía entusiasta Estreno en Buenos Aires: 23 de Abril de 2015
Lo cotidiano no siempre funciona
¿Pueden coincidir y confabular entre sí la atracción por el dinero y tal vez, el amor?
En The Two Faces Of January (“De amor y dinero”) sí ocurre, aunque de una forma corriente y banal, común, bajo un desarrollo superficial que no se compromete en rascar más allá de la primera capa de piel.
El triángulo amoroso formado por Chester MacFarland (Viggo Mortensen), Colette (Kirsten Dunst) y el joven Rydal (Oscar Isaac) camina por un círculo vicioso que lo alimenta, y a la vez, lo destruye. La dirección y guión, a cargo de Hossein Amini (Drive) sitúa a Atenas como el escenario donde las acciones se vuelven predecibles y no logra explotar con todo su esplendor a los personajes. En ciertos momentos sí funciona el reflejo de paternidad entre MacFarland y Rydal, manejado desde el principio gracias al parecido estético, pero sin trasfondo por detrás. La pareja Dunst-Mortensen alcanzan un leve grado de química, pero sin llegar a crear empatía.
“The Two Faces Of January” es una película predecible en la que termina ocurriendo lo que el espectador cree, sin ningún giro o guiño que cambie la patología de lo que el film deja ver escena tras escena. Dunst comprendió y actuó en consecuencia con el personaje que representa: una mujer hermosa limitada entre las paredes de su ignorancia, sin querer reconocer lo que se ve a simple vista. Mortensen, a quien vimos en grandes papeles como en The road (2009) y más recientemente en Jauja (2014), lleva a cabo una gran caracterización bajo el matiz del millonario MacFarland, una persona que esconde más de lo que promulga y expresa. Isaac, próximo a debutar en la saga de George Lucas, (Star Wars: Episode VII – The Force Awakens), funcionó como el vértice entre el vertiginoso carisma y dinero de MacFarland y la sensualidad de Colette, atrayéndolo a un punto del cual no tendrá retorno.
Pese a una duración óptima-96 minutos- el largometraje es un thriller que funciona a paso lento y sin cambios de ritmo en su composición, por lo que su desarrollo se vuelve tedioso y monótono. El punto más fuerte del film es el entorno en el cual gira la historia: Atenas es el marco perfecto donde las mentiras y los falsos sentimientos entrelazan a los tres personajes. Las buenas actuaciones, la ambientación como también la fotografía, no logran sostener a una película con un guión muy flojo y simplista.
Por Alan Mauricio Schenone