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BAFICI 2016: entrevista a Martin Holzman, director de «La Reina del Baile»

La Reina del Baile (2016), segundo cortometraje de Martin Holzman, trata de un presentador de karaoke que se ve atrapado en la rutina sin saber bien cómo buscar la salida. Proyector Fantasma dialogó con el realizador, y aquí transcribimos dicha entrevista. 

PROYECTOR FANTASMA: Primero, felicitaciones por el corto. ¿Cómo surgió la idea? ¿Te sentís más cómodo dirigiendo tus propios guiones?

MARTÍN HOLZMAN: ¡Muchas gracias! La idea surgió, en realidad, a partir de un estado muy particular en el que estaba cuando escribí el guión, que era uno de esos momentos en los que hay más dudas que certezas. Me sentía un poco como el personaje de Fabián Arenillas, y la verdad es que me aterrorizó imaginarme a los 50 años pasando por esa situación. Así que un poco ungido por el miedo empecé a escribir esta historia, como si estuviera adelantándome a algunos problemas que una persona como yo podría tener en el futuro, tranquilamente. Así es como surgió.

También siempre mis guiones terminan teniendo algún punto de contacto con lo que podríamos llamar ¨las pasiones¨. En mi primer corto es el fútbol y acá es la música. Mucha gente que lo vio me preguntó si estaba inspirado en mis padres. Pero no, el matrimonio de mis padres funciona perfecto, por ahora.

En cuanto a la segunda pregunta, yo nunca pasé por la experiencia de filmar un guión que no fuera mío. Yo creo que en el cine argentino esos casos son más excepcionales que otra cosa. Es más algo de otro tipo de modelos de producción, como el de Estados Unidos, o quizás de algunos ejercicios de facultad, de esos grupales.

En mi caso, para dirigir algo me tiene que pasar algo fuerte con la historia, por los sacrificios de distintas índoles que implica llevar un proyecto a cabo en tiempos difíciles como estos. Me encantaría algún día pasar por esa experiencia. Hace un tiempo que estoy intentando convencer a un amigo para que co-dirijamos un corto, pero aún no lo logro. No sé si porque es un vago o porque me tiene miedo.

PF: ¿Cómo fue el trabajo con los actores?

MH: Un placer.  Mi carrera como director recién está empezando, entonces quise compensar esa poca experiencia mía con actores de muchísima trayectoria. Para empezar, yo soy muy fanático de Martín Rejtman y este corto tiene mucho que ver con él. Fabián actúa en gran parte de sus películas y yo creé a este personaje pensando en él, obviamente sin imaginarme que un día me iba a animar a acercarle el proyecto.

A él le gustó mucho el guión y desde el momento cero mostró un montón de interés y se convirtió en uno más de nosotros. Fue una responsabilidad hermosa haberlo dirigido. Con Mirta Wons sucede algo similar. Ella es una actriz con una experiencia un poco intimidante. Suele hacer mucha televisión y comedias musicales. La conocí cuando fui a ver La Novicia Rebelde al teatro, y siempre tuve ganas de convocarla para un proyecto en el cual ella pueda hacer un papel distinto a los que estamos acostumbrados a verla. Y no me equivoqué. También desde el momento cero me abrió las puertas de su casa y se entusiasmó muchísimo. Fue un aprendizaje total.

PF: ¿Por qué la decisión estética de filmar así, con un plano por escena?

MH: En primera instancia, este es un corto que yo hice dentro del marco de la universidad, así que por eso mi primer objetivo fue la experimentación. Aprovechar para probar cosas que no podría probar en otras circunstancias.

Como vos bien decís, es una decisión estética. Es difícil transmitir emociones en un corto, entonces pensé en usar todas las armas posibles para lograrlo. Quería que el espectador sienta ese tedio con el cual cargan los personajes y me pareció que una gran forma de intentarlo era ésta: filmar cada escena en un plano y sin movimientos de cámara. No es algo que inventé yo, todo lo contrario. Hay directores que admiro muchísimo que comparten esta idea de “economía” de planos, como por ejemplo Yorgos Lanthimos o Roy Andersson. Sobre todo Roy. Cuando ví A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (2014) en el BAFICI del año pasado me deslumbré. Justo era el momento en el que estaba por filmar el corto y necesitaba terminar de definir cómo iba a contarlo. A veces las cosas aparecen justo en el momento en el que las necesitás.

PF: ¿Cuál es la parte del proceso que más disfrutas y cuál es la que más te cuesta?

MH: ¿La verdad verdad? No disfruto ninguna y me cuestan todas. Sufro más de lo que disfruto el proceso de hacer una película y creo que eso se nota en las cosas que hago.

Tengo un amigo que también es director de cine  y charlando con él llegamos a una conclusión un poco exitista pero a nuestro juicio, cierta: una película que no llevó ningún tipo de sufrimiento en alguna de las partes de su realización no puede ser buena. Conclusión: hay que embarrarse las manos.

Hay algunas cosas que sí disfruto. Disfruto estar respondiendo estas preguntas, disfruto cuando alguien me dice que le gustó algo que hice o que al menos le pasó algo y disfruto que mis cortos se pasen en festivales y que lo vea gente de todos lados.

Hace unos meses pasaron  El sueño del pibe (2014) -su primer corto- en Chile y me escribió un chileno por facebook, diciéndome un montón de cosas lindas y preguntándome porque había decidido que pasen algunas cosas en la historia en vez de otras. Eso fue lo más lindo que me pasó hasta ahora, creo. Ahí es cuando decís “esto vale la pena”.

PF: ¿Sentiste que el proceso fue muy distinto al de “El sueño del pibe”?  ¿Cuál fue el mayor aprendizaje que te dejó la experiencia de realizar este corto?

MH: El proceso en sí fue bastante parecido porque ambos fueron cortos realizados dentro del marco académico de la fuc. El equipo técnico fue casi el mismo, que es la gente con la que más me gusta trabajar. No podría elegir un aprendizaje porque como dije antes, todo fue un gran aprendizaje. Yo me siento todavía en una etapa de formación y el corto en sí empezó siendo un entrenamiento.

Soy un poco enroscado y por eso las cosas me cuestan un poquito más. Recuerdo juntarme con Martín Piroyansky a tomar un café, y yo diciéndole que estaba nervioso, contándole algunos problemas y él me tranquilizó en algún punto. Me dijo que me relaje, que éste era el momento para equivocarse y para aprender. Que después con productores de todos lados involucrados en la película era mucho más complicado el asunto. Y yo se lo agradezco muchísimo.

Otro gran aprendizaje de este corto tuvo que ver más con la etapa de montaje, en la que viendo el material me dí cuenta que muchas cosas que funcionaban, a mi criterio, en el guión, y no funcionaban viéndolas en el corto. Ahí es cuando otro amigo director, Tachella, me dijo que el guión a esta altura era una instancia pasada, que lo que mandaba ahora era el material. Y así fue, tuve que prender fuego el guión mentalmente y quedarme sólo con el material. También se lo agradezco muchísimo.

Retomando algo que había dicho antes, fue fundamental para mí contar con el apoyo de tanta gente experimentada.

PF: ¿Soles ver cortometrajes? ¿Cómo ves el estado de dicho formato en este momento?

MH: Muchísimo. Veo todo lo que puedo. Yo trabajé un año en el departamento de edición de la FUC (Universidad del Cine) y ahí vi todos los cortos que se hacían. Y ahora que me dedico a otra cosa, intento ver siempre en Mar del Plata, o en BAFICI mismo.

El corto generalmente es una práctica, aunque siento que en algún momento la práctica va a empezar a ser directamente con largos. Cada vez es más fácil tener una cámara de cine a mano. Los medios de producción son cada vez más baratos y portátiles.

El estado del formato es algo complicado por varios motivos. Es un formato que tiene un mercado muy chiquito y complicado. En El Sueño del Pibe trabajé con Luciana Abad, que es una distribuidora de cortos y que la tiene clarísima. Todos los que tienen un corto hecho deberían prestarle una atención especial a la distribución, porque aunque cueste, hay un espacio para todo. Hay miles de festivales de cine al rededor del mundo, de distintas temáticas.

Una pequeña anécdota, para que se den una idea, cuando terminé mi primer corto lo mandé a todos los festivales que vi, tenía una lista, y casi sin mirar el nombre lo mandaba. Unos días después me llega un mail de uno de esos festivales, era en Ucrania. Con un inglés muy modesto el mail decía “Martin, el corto está bien, pero no podemos aceptarlo porque dura más de 4 minutos y porque no tiene nada que ver con armas nucleares.”

PF: ¿Viste alguno de los otros cortos en competencia?

MH: No, pero voy a ver todos.

PF: ¿Te sentís listo para dirigir un largo, ves mucha distancia entre dirigir un corto y un largo? ¿Cuál es tu próximo proyecto?

MH: Distancia hay. No es solo una cuestión de duración sino también de tiempo de trabajo y fundamentalmente de plata.

Estoy escribiendo mi primer largo, pero no me apura nada. De hecho quiero filmar algunos cortos más y otras cosas antes, que también estoy escribiendo. No tengo ni idea cuál de todos estos va a ser mi próximo proyecto aún, pero hay varias cosas circulando.

PF: Muchas gracias por tu tiempo.

Entrevista realizada por Laura García Lombardi

La Reina del Baile forma parte del Programa 1 de la Competencia de Cortometrajes Argentinos, y se puede ver junto a (La fábrica de tortas) Pastel de Cereza, Adios a las ciudades Ep 1: Carta para mis amigas, 317-322, ¡Hola a los fiordos! e Historia del Agua el Domingo 17 a las 17:30, el Lunes 18 a las 16:00 y el Miércoles 20 a las 18:00, siempre en el Village Recoleta.

Laura García Lombardi: Estudiante de dirección de Montaje en la ENERC. Colaboradora de la sección CINE.
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