En situaciones como esta, quisiera ser el creador de la categoría Awesome Pochoclo. Me sería muy útil para decir en la menor cantidad de palabras posible, que podés esperar de una película como Kingsman: El Servicio Secreto (2014), dirigida por Matthew Vaughn.
El argumento no puede ser mas sencillo y nos resulta poco relevante a la hora de “vender” la película: Una agencia de espionaje super, super, super secreta conformada por agentes ultra británicos bien vestidos estallados en snobismos, a la que tiene la oportunidad de ingresar un jovencito de barrio marginal sin rumbo en la vida, tutelado por un super agente que confía en él, mientras lleva a cabo una investigación muy grossa. Ni más ni menos.
Claro, el caballeroso superagente con muchísimo estilo cobra vida gracias a la magistral energía que le concede el brillante (Oscar Winner por El Discurso Del Rey) Collin Firth, mientras que el excéntrico villano corporativista es Samuel L. Jackson, siendo el elenco completado por figuras tales (de menor participación pero enorme importancia) como Michael Caine -éste con un par de Oscars en su haber-. También tendremos que destacar el rol protagónico del hasta acá ignoto Taron Egerton, que en el papel de Eggsy, se banca muy bien el peso de la película y además de tener muy buena onda, amenaza con tener un futuro muy interesante en el mainstream cinematográfico.
De cualquier modo y más allá del gran elenco, la magia de la película la aporta el director Matthew Vaughn que listillo y decidido a no escatimar en espectacularidad, opta por darle un enfoque revesado, llevándola a extremos imposibles de imaginar usando como punta de lanza y en un modo celebratorio, todo lo referido a la cultura british . La cual se presenta en las formas extremas de los modos aristocráticos clasistas que identifican a la Kingsman (sastrería devenida agencia de espionaje) y los correspondientes al salvajismo terrenal que ofrecen los barrios bajos de donde proviene Eggsy. En este contexto, nuestro working class hero dará saltos de parkour entre ambos mundos, aportándole al primero cosas típicas del segundo: Un gran coraje, una gran nobleza y una gran determinación. La triada clasista se completa con los malos, encarnados en la figura del imperialismo y representados por Samuel L. Jackson (empresario fascista disfrazado de ovejita filantrópica) que con ademanes de consumismo plenamente capitalista, se erige a nivel internacional. Claro, si los buenos son británicos los malos serán el resto del mundo.
Todo un plato tratado con un cuidado al mango en cuanto al sentido estético, tanto desde la imagen como desde la narrativa, adonde cada mínima secuencia cuenta con un factor diferencial que resulta trascendente, original y divertido. Todo contado con un punto de vista que estalla en exuberancia partiendo desde la sutileza planteando en su narrativa oximorones varios como por ejemplo un gore sutil que aunque explícito, se naturaliza al instante dentro de un marco de acción exagerada, cool y bellamente irrealista. ¡Pochoclo por todos lados! Escenas de acción tan espectaculares como descaradas que cuadro a cuadro, logran dejarte con la boca abierta.
Continuo y bastante explicito es el homenaje al cine de espías, pero obteniendo energía diferencial del panorama actual en el cual las películas de superhéroes son el género imperante, resultando sus escenas de acción fucking awesome, resolutas a volverse un clásico de la cultura pop desde su postura irreverente-cool. En este contexto, Kingsman encuadra a la perfección, logrando ser altamente efectiva.
Por todo esto, quiero enfatizar en algo ya que me parece lo más fundamental de este artículo: A la película le importa un huevo, ser realista. Su interés está enfáticamente marcado, en ser divertida y entretener. Lo logra con creces, y así se convierte en awesome pochoclo.
Recomendada específicamente para:
- Aquellos que tengan ganas de ver una buena película de acción y aventuras y hayan disfrutado de trabajos previos de Vaughn como Kick Ass y X-Men First Class.
- Se sientan cómodos con la acción irreverente planteada por películas como Kill Bill y Dredd y gusten de la intencionalidad de puro entretenimiento pochoclero aventurero con un toque de sentido del humor, típico de las películas de Marvel estilo Guardianes de la Galaxia.