Hay personajes que quedan en la memoria popular por mucho tiempo, aún cuando desconozcamos su carisma o el brillo que su figura generó, algunos ejemplos son Luis Sandrini o Mercedes Sosa. Sin embargo, hay otros ídolos que trascienden su época y atraviesan generaciones, por distintos motivos o resignificaciones. Estos son fácilmente reconocibles porque su obra aún se posiciona en la actualidad más allá de su tiempo, Gardel es un caso, Olmedo o Charly García podrían ser otros.
Aún así, a pesar de ser masiva, muchas veces la obra popular es vista con recelo por algunos sectores, y Roberto Sánchez, mejor conocido como Sandro, es una figura que aún se mantiene vigente y trasciende generaciones, más allá de las recuperaciones que pueda llegar a tener. Por eso, hacer “Yo, Sandro” (2018) para Miguel Mato fue una revancha personal: “Antes, te tocaban los Beatles o los Rolling Stones. A mí me tocaron Los Beatles y también me tocó Sandro, lo cual era algo imposible. Si a vos te gustan los Beatles, te podía gustar el rock nacional, pero no te podía gustar Sandro y yo cantaba sus canciones. Así encuentro que aparece la oportunidad de hacer una película y pensé no hay nada sobre Sandro, hay películas con Sandro, pero películas de él no hay. Ahí dije «está es mi Revancha´».
La intención de Miguel con su película fue clara: hacer que hable Sandro en primera persona, sobre él mismo con fragmentos de entrevistas, fotos, grabaciones y algunas partes dramatizadas. Así nos permite conocer la humildad y la personalidad de una gran figura que demuestra una humanidad diferente a la del resto de esta clase de ídolos de estatua.
Miguel hace hincapié en la dedicación y el profesionalismo de Sandro: “Toda la entrevista gira alrededor de su laboriosidad. Cuando él dice en la entrevista: ´yo le digo a los chicos que tienen que mejorar, perfeccionarse, y los chicos no se dan cuenta que esto va a cambiar y que tienen que ser mejores´ se refiere a “Los del fuego”, y de hecho se va despegando de su banda, porque se da naturalmente, porque Sandro se sigue formando, estudiando, trabajando y pensando. Y los chicos del fuego, no pudieron, se quedaron en “Los del fuego”. Por eso, Sandro va mutando y cambiando, en el mejor sentido, buscando quienes son los más profesionales y pueden hacer un mejor show o espectáculo.”
“Yo me negué a poner a Talking Heads y podría hacer una película completa con eso. Me contó un sonidista que tuvo Sandro durante mucho tiempo: ´Roberto salía de gira y llevaba la misma cantidad de efectos y de fierros a todos los lugares donde iba. Si en el escenario no podía poner todo eso, en un costado ponía todo lo que había llevado y se lo mostraba a la gente. Como un espacio de respeto, diciendo “mirá, lo traje, no es que hago un show chiquito porque es un pueblo”. Esa anécdota marca la relación que Sandro quería tener con la gente. Esa es la relación de cuidado que tuvo, más allá de su sex appeal. (…) El tipo se guardaba el tiempo para recibir a su club de fans en cada gira, aunque estuviera muerto. Se ve una escena que está vestido de rojo con unas chicas al costado de una pileta del hotel, en Venezuela. Ahí se ve como Sandro mantuvo una relación de mucho cuidado, supo construir un espacio en su relación con la gente.»
Miguel aclara que el trabajo de la película empezó 4 años atrás y que en el medio de ese proceso, Telefé anuncia la producción de la serie “Sandro de América” que se terminó de emitir a fin de marzo. La pregunta se hizo un poco inevitable.
Germán Morales: Cuándo te enteraste lo de la serie, ¿cómo reaccionaste?
Miguel Mato: Al principio fue un: “¿qué onda?” Y después pensé que estaba bien, porque la serie iba a hacer cosas que yo no podía porque no era lo que me planteé.
Yo creo que esta película no va a ser rentable en términos económicos, pero tampoco es mi objetivo que, por el contrario, es bien onanista. La hice porque tenía ganas. (…) Lo que más ansiedad me da es saber qué va a pasar con la gente acá, sabiendo que las chances de sobrevivir en las salas locales son prácticamente imposibles. Las exhibidoras no quieren que el cine nacional funcione, salvo las cinco o seis películas al año que les interesan, la verdad es esa. Aunque de la media, te la bajan igual. Y quedará en Cine.Ar. Voy a ser totalmente inmodesto, aunque no suele ser mi forma, creo que va a ser una película que va a quedar y va a permanecer, porque es única en su material y su narración. Yo creo que la función del cine es cultural, no comercial. Me acaba de pasar con una película anterior que hice sobre Haroldo Conti (Haroldo Conti, Homo Viator – 2009), hace 8 o 9 años con Dario Grandinetti, y me acaban de invitar desde la feria del libro de Bogotá para pasar la película y presentarla. Por eso digo, no por un tema de ego, hice esa película hace tanto tiempo y se mantiene. Ese también es mi deseo con la película de Sandro, que quede y se mantenga, no que rompa salas.
La película ya estuvo exhibida en festivales de Guadalajara, Punta del Este y en el BAFICI, ahí Miguel pudo ver parte de la reacción que esperaba del público y comprobar un poco que su idea con la película de Sandro puede lograr el objetivo que desea: “Me llamó mucho la atención el otro día en la función en el BAFICI en Plaza Francia al aire libre, más allá que hacía un frío de morirse, había mucha gente sentadita, tomando mate, y el 60% de esa gente eran jóvenes. No era gente ´Sandrista´, no eran todas las nenas y a mí eso me llamó mucho la atención. En algún lugar sigue habiendo como una voz comunicante que sigue llegando.”
Por Germán Morales.