Los proyectos a veces se demoran más de lo que uno espera, por cuestiones personales, de trabajo o simplemente por tiempos. Aquí lo que aplazó por 6 años la realización de Nieve Negra fue la naturaleza y, por otro lado, las condiciones físicas.
Por eso, dicha postergación fue el tema central de la conferencia de prensa que brindaron su director Martín Hodara, junto a los protagonistas Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Laia Costa. Por la ansiedad que conlleva tener parado un proyecto por varios años que, además, es es primer largometraje que Hodara dirige en solitario.
Martín Hodara comentó que fue complicado tener nieve en el mismo momento y en la misma fecha de la filmación. Fueron pasando de norte a sur del planeta esperando que haya nieve y que coincidan esas fechas con la de los actores. Todo se fue postergando hasta que pudo empezar la etapa de filmar en Andorra en febrero del año pasado.
El problema no fue sólo climático, sino también de acceso para llevar los equipos de filmación: “Buscamos locaciones durante 6 años en Francia, Canadá, en nuestro sur. Donde pudiéramos llegar con el set de filmación y construir la cabaña, porque está construida de cero, diseñado por el director de arte. Fue una búsqueda complicada”, comentó el director. “Lugares así hay en todas partes del mundo, pero no llegas ni con un cuatriciclo”, agregó Darín con la habitual soltura con la que encara las conferencias de prensa.
Pero mientras a veces la espera se reproduce en más recompensa. La demora ayudó a cerrar un final que sorprendió a los que pudimos ver la película.
“Cuando sufríamos postergaciones, yo siempre le decía a Martín (Hodara) que el tiempo iba a operar a favor nuestro, a favor de la historia. Eso fue lo que ocurrió. Él tuvo más tiempo de maduración, de fermentación. Porque la historia pasó por varios finales y con situaciones que también fueron modificadas. También porque parece que cuando el guión es aceptado por todos los integrantes da la sensación que está terminado. Y a lo mejor no está terminado”, expresó Darín en relación a la historia trágica que narra la película.
Cualquier tragedia necesita ser verosímil y bien trabajada. En eso se nota que los personajes fueron bien pensados, ya que esconden más de lo que deben ofrecer y por momentos es difícil mantener esa ambiguedad.
Tanto Darín como Sbaraglia remarcaron eso como un valor diferencial de la película, sobre todo éste último al hablar respecto a la relación entre los actores:
“Es una película que es sólida actoralmente porque nos hemos cubierto las espaldas en todo momento. En cada escena, y en cada detalle, hemos buscado lo mejor para cada personaje. (…) Llevé el personaje con la dificultad que tenía, esa cosa medio invisible que luego se tiene que hacer visible al final de la película. Como ir encontrando esos detalles, esos pequeños gestos, esa sutileza que muestre al personaje pero sin terminar de develarlo. Eso fue lo más complicado. Fue una experiencia muy interesante porque además lo fuimos encontrando entre todos.”
Si bien todos los actores interpretaron personajes complejos e interesantes, Salvador (Ricardo Darín) es el que desde el principio genera cierto rechazo, pero también mucha intriga. Darín comentó que fue doblemente atractivo hacer esta clase de personaje tan diferente a lo que suele hacer y que la idea es que se note esa falta de empatía inicial:
“La idea era sostener todo lo que pudiéramos esa posición de Salvador a ultranza, su agresividad, intolerancia. Porque darle vida a eso nos permitía llegar a alguna de las resoluciones finales y preservar la sorpresa.”
En relación con la historia, Darín también rescata que la película logra que el espectador tenga la posibilidad de generar empatía con Marcos (Leonardo Sbaraglia), básicamente porque la cámara y la puesta hacen que eso ocurra; sin abandonarlo, Laura (Laia Costa) empieza a tomar vuelo propio, derribando los preconceptos que le introdujo su esposo, y se adueña de la visión del público.
El aura (2005) también juega, y justamente, Fabián Bielinsky de alguna forma estuvo presente. Siempre lo está, según mencionaron. En relación a eso y a la historia, Hodara señaló fue influenciado por el fallecido director: “Era un tipo que decía que todo tiene que estar en función de la historia. Y un poco lo que traté de hacer, en cada plano, es que sea en función de la historia. No hay regodeo técnico”.
Por Germán Morales