Dirección y Guion: Daniel Burman Elenco: Alan Sabbagh, Julieta Zylberberg, Usher Barilka, Elvira Onetto, Adrián Stoppelman, Daniel Droblas, Elisa Carricajo, Dan Breitman Fotografía: DanielOrtega Edición: AndrésTambornino. Duración: 90 minutos. País: Argentina. Distribuidora: Buena Vista. Fecha de estreno: 11 de Febrero de 2016.
En el Nombre del Padre
Dentro del llamado costumbrismo que Daniel Burman instala en sus películas, se trata de una cualidad del director hacer que el espectador se identifique con una realidad que nunca va a poder serle ajena del todo. En muchos casos esto se da a través del judaísmo (temática omnipresente en casi toda su filmografía), y en otros desde la identificación emocional con situaciones y personajes, creados a imagen y semejanza del porteño promedio. Pero a pesar de que esta característica tan habitual del cine argentino pueda sonar algunas veces repetitiva, nunca llega a serlo cuando Burman está al frente.
Desde un primer momento se nota que “El Rey del Once” es producto del gusto de Burman por comprender el vínculo único entre padres e hijos, tal como se vio en “El Abrazo Partido” (2003) y “Derecho de Familia” (2005). Aunque el protagonista real, por detrás de cualquier otra interpretación que tenga la película, sea definitivamente el barrio del Once y su fauna cotidiana.
Después de trabajar muchos años en Estados Unidos, Ariel (un excelente Alan Sabbagh) vuelve a la Argentina – más precisamente al Once – para reencontrarse con su padre Usher y solucionar algunos temas pendientes. Su padre es el director de una entidad de ayuda a la comunidad judía más necesitada, que provee desde medicamentos hasta comida Kosher a los judios menos pudientes. Una tarea realmente admirable, pero es la principal causa de la ausencia de Usher en los momentos importantes de la vida de Ariel. Algo que aún con su regreso, sigue siendo una prioridad después de tanto tiempo.
Un poco perdido entre la vorágine de fábricas de tela y los puestos ambulantes, a Ariel no le queda otra que reintegrarse al universo religioso que tanto rechazó de chico. Es así que no pasa mucho tiempo hasta que conoce a Eva (Julieta Zylberberg), una judía ortodoxa muda – o que decide serlo –, con la cual ayuda en la fundación mientras espera volver a ver a su padre.
Burman retrata de forma magistral un mundo tan heterogéneo como es el barrio de Once, regido por sus propias reglas y costumbres. Cada calle repleta de vidrieras, vendedores ambulantes y cajas de mercadería, representa el caos ordenado en el que Ariel se tiene manejar todos los días realizando los encargos que le da Usher por teléfono. Y todo esto acompañado de las constantes referencias a la cultura hebrea, con su filosofía y tradiciones más características.
“El Rey del Once” probablemente sea la película de Burman con más influencia de la religión judía, a diferencia de otros films en los cuales este factor sólo cumplía el rol de ser un simple contexto. Y es a partir de esa determinación, que promediando la segunda mitad de la película se deja de lado la impronta cómica, para pasar a una especie de adoctrinamiento en cuanto la búsqueda de la fe perdida, obviando los traumas y razones lógicas por las cuales el protagonista se alejó del judaísmo en primer lugar. Esto al final termina haciendo que gran parte de los asuntos sin resolver de Ariel, sean minimizados con el sólo hecho de buscar en las costumbres la solución a cualquier conflicto emocional del pasado.
A fin de cuentas este giro dependerá de la predisposición del espectador a inclinarse por creer o no que la fe puede mover montañas. Para el resto nos queda solamente apreciar a Burman como un buen director, independientemente de sus creencias.
Por Nicolás Feldmann