Melbourne es una película que genera que el espectador de una forma u otra se involucre con lo que está viendo. La trama está puesta alrededor de una de esas típicas preguntas que ponen al interpelado en un dilema moral existencial que siempre empiezan con “qué harías si…”, que en este caso sigue con “… si decidís cuidar el hijo de tu vecino y en un momento descubrís que está muerto”. El drama se complica cada vez más, y las “buenas intenciones” de los protagonistas chocan con las mentiras y los hechos que se van descubriendo a medida que avanza el film.
La película nos muestra a Amir (Peyman Moaadi) y Sara (Negar Javaherian) que preparan el viaje a Melbourne donde se instalarán por unos años. Ellos salen esa noche, y junto a la hermana de Sara están empacando sus cosas, con las típicas discusiones previas a cualquier viaje. Sin embargo, entre tanto kilombo, deciden cuidar al bebé de un vecino por unas horas, debido a que la niñera tenía que salir con urgencia. Pero en un momento descubren que, en lugar de dormido, el bebé está muerto. Cuando el padre del bebé viene a recogerlo, se establece de una reacción en cadena de mentiras y diversos inconvenientes, discusiones y dilemas sobre las responsabilidades, y la forma de solucionar este problema.
El drama y la narración están bien construidos, sin embargo, la argumentación de los hechos genera que se cuestione el conflicto y las acciones de los protagonistas. Lo bueno es que los acontecimientos que se desencadenan producen que cada uno pueda tener una visión diferente de “lo que debería hacerse”, lo malo es que lo que vemos en pantalla pierde verosimilitud. En definitiva, las actuaciones y el clima se encuentran en un buen nivel, por lo tanto se hace una película recomendable para mirar.