Título original: Rogue One: A Star Wars Story Año: 2016 Duración: 133 min. País: Estados Unidos Director: Gareth Edwards Guión: Chris Weitz (Historia: John Knoll) Música: Michael Giacchino Fotografía: Greig Fraser Reparto: Felicity Jones, Mads Mikkelsen, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, Jiang Wen, Forest Whitaker, Alan Tudyk, Riz Ahmed, Jonathan Aris Distribuidora: Disney Fecha de estreno: 15 de diciembre de 2016
Rebelde en su contenido
Tras la confirmación de la de la existencia de la Estrella de La Muerte, un arma de destrucción masiva, un grupo de rebeldes decide adentrarse en las entrañas del imperio galáctico para robar los planos de dicha estación espacial. Encabezados por Jyn Erso (Felicity Jones ) y el capitán Cassian Andor (Diego Luna ) , enfrentarán una misión que cambiará el futuro de toda la galaxia. Rogue One: una historia de Star Wars (2016), dirigida por Gareth Edwards (Godzilla), narra los sucesos previos a Star Wars: Episode IV – The new hope (1977).
Rogue One mantiene la esencia clásica de Star Wars pero con un estilo diferente. En un contexto sin jedis ni esperanza, el imperio ejerce un total dominio de toda la galaxia. No es una historia entre la dualidad de los sith y jedis, del lado oscuro y la fuerza, Rogue One es la expansión de un universo centrado en la problemática política, social y militar, donde se deja entrever el papel dictatorial del imperio como nunca antes se había visto en los demás films.
Con un tono más adulto, dramático y contundente, Rogue One es una película con gran carga emotiva, sentimental y fuera del eje tradicional, con breves momentos de humor -como es común en la saga- producido por los droides. Además, se buscó atravesar parte de la filosofía y mitología que rodea tanto a la fuerza como al universo de Star Wars en sí. En la visita a diversos planetas, esta nueva producción sirve como nexo directo para unir a las dos trilogías y explicar el contexto y pensamiento popular de las consecuencias de Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith (2005).
El director Gareth Edwards mantiene al hilo al espectador con un pulso dramático que funciona como un reloj, compenetrando poco a poco al espectador con los personajes, sus historias y motivaciones. Las escenas de acción y combate recrean el padecimiento de las víctimas y repercusiones en un terreno de este tipo, sumado a un CGI de impecable producción. Ningún personaje es extraordinario ni posee mayores habilidades que otro: todos son vulnerables, prescindibles. Rogue One es una historia de guerra y sacrificios con el marco característico de Star Wars. Por su tono adulto, serio y sin limitaciones rompe la hegemonía predominante de la saga; no hay aprendices, ingenuidad ni un camino del héroe para transitar. En Rogue One es todo o nada.
El punto fuerte aparece al visualizar a la película por su historia y narración y no por sus personajes. Allí, Chris Weitz dio en el blanco con un guión que aporta una historia visceral y diferente a lo que se venía viendo. Rogue One es la historia de héroes anónimos, de los olvidados, de sacrificios para llegar a un bien mejor pero que no siempre son tomados en cuenta en el final de la historia. Con personajes más terrenales, comunes y corrientes pero con una gran interpretación: tanto Felicity Jones, Diego Luna, Mads Mikkelsen como Donnie Yen y Riz Ahmed aportan su carisma y personalidad para generar empatía con el espectador, al explotar su roles.
Otro punto no menos importante fue la participación justa y secundaria de grandes figuras de la saga. Sin embargo, quedó en claro que esto no debía ser más que una caricia a los fans, ya que su intervención resultaba prescindible en relación a los planteos del argumento. En cuanto al sonido, no contar con John Williams, autor característico de la saga, no fue una buena decisión. La música, algo tan rutilante, característico y especial para Star Wars, resultó el punto más flojo: anticlimática, para nada emotiva y fuera contexto.
Rogue One es, como dice su título una historia de Star Wars, con tintes clásicos pero que brilla dentro de su contexto trágico y sufrido. Desde la primera escena, tan característica como especial, nos da el pie a que estamos ante otro tipo de historias. Un relato que juega bajo sus propias reglas y rompe los esquemas acostumbrados al universo creado por George Lucas, en una apuesta rebelde y arriesgada, sí, pero gratificante en cuanto a su resultado final.
Por Alan Schenone