Ficha técnica Título original: The Man Who Knew Infinity; Origen: Gran Bretaña; Año: 2015; Dirección: Matt Brown; Elenco: Dev Patel, Jeremy Irons, Toby Jones, Jeremy Northam, Stephen Fry y Devika Bhise; Guión: Matt Brown (basado en el libro de Robert Kanigel); Fotografía: Larry Smith; Edición: JC Bond; Diseño de producción: Luciana Arrighi; Distribuidora: Diamond Films; Duración: 108 minutos; Estreno en Buenos Aires: 22/09/2016
El arte de los números
“Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino también cierta belleza suprema”… El hombre que conocía el infinito comienza citando esta célebre frase del filósofo Bertrand Russell, y, en ese gesto, cristaliza el punto de vista principal de esta biopic que retrata la vida y obra del matemático Srinivasa Ramanujan (1887-1920), un joven autodidacta hindú que realizó importantes descubrimientos en el campo académico a comienzos del siglo XX.
Basada en el libro de Robert Kanigel de 1991 (“The man who knew infinity” ), la película dirigida por Matt Brown se centra en los cinco años de intensa colaboración entre Ramanujan (Dev Patel) y G.H. Hardy (Jeremy Irons) en la Universidad de Cambridge durante la década de 1910. Los frutos de ese trabajo –que en su momento encontró no pocos detractores- terminarían arrojando valiosas contribuciones al análisis matemático y, años más tarde, serían retomadas por otros investigadores.
Las excelentes actuaciones de Jeremy Irons y de Dev Patel hacen llevadera a una historia un tanto esquemática y llena de lugares comunes que, sin ser una maravilla, mantiene el interés a lo largo de sus 108 minutos de metraje. En conjunto, pero también desde la singularidad de sus personajes (Ramanujan: un genio creativo un tanto atormentado, introvertido y con problemas de desarraigo; y Hardy: un lobo solitario de las matemáticas, obsesivo y con tendencias antisociales), logran construir -a base de sutilezas actorales-, un vínculo afectivo creíble que sobrevive y persiste a las flaquezas de un guión (también de Brown) por momentos superficial.
En este sentido, Brown no hace otra cosa más que caer en varios de los vicios del género, entre los cuales podemos mencionar la figura del genio innato atormentado, obsesivo e incomprendido; el abuso de elementos melodramáticos para generar emoción; el sacrificio personal en pos de la concreción de un sueño; los obstáculos de un entorno siempre hostil; y el reconocimiento último de la comunidad científica.
No obstante, el filme detenta algunos aciertos, principalmente en lo que tiene que ver con la representación del mundillo intelectual inglés -elitista y cerrado- de comienzos del siglo pasado (notables actuaciones, en este aspecto, de Toby Jones -como Littlewood-, y de Jeremy Northam -como Bertrand Russell-). Pero además, resultan interesantes los debates que se plantean sobre la producción de conocimientos, el lugar de la academia en la legitimación de los saberes y la aversión de ésta a otras formas de conocimiento más intuitivo (como el de Ramanujan), que escapan a las rigurosidades del método científico.
Seguramente, El hombre que conocía el infinito no ocupará un lugar central en el amplio corpus de biopics sobre grandes personalidades históricas. Ciertamente, se encuentra muy lejos de los últimos grandes exponentes del género (pienso en El Código Enigma y La Teoría del todo, pero también en El Aviador, Una Mente Brillante y, por qué no, El lobo de Wall Street). Sin embargo, las notables actuaciones y el atractivo intrínseco de la figura de Ramanujan hacen de ésta una pieza llevadera que, en un examen universitario, probablemente se sacaría un seis.
Por Juan Ventura